ECONOMíA › LA CRISIS FINANCIERA

Pronóstico reservado

 Por Fernando Krakowiak

El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, volvió a cuestionar ayer la política monetaria expansiva que está llevando adelante Estados Unidos para estimular su economía. “Es evidente que no resuelve los problemas”, declaró al resumir ante la prensa un encuentro que mantuvo en Tokio el grupo de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), paralelo a la asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los Brics sostienen que la política monetaria que impulsa la Reserva Federal devalúa el dólar y les resta competitividad a las economías emergentes, con el riesgo latente de que esa medida derive en una “guerra de monedas” si es que otras naciones siguen un camino similar. Ben Bernanke, titular de la FED, anunció a mediados de septiembre que ese organismo inyectará 40.000 millones de dólares todos los meses hasta que Estados Unidos se recupere. Lo que hace la FED es comprar títulos respaldados por hipotecas, pero no los adquiere con recursos fiscales sino aumentando la emisión.

Esa política puede llegar a acelerar la inflación en Estados Unidos, pero hasta el momento no lo hizo por una razón muy sencilla: la gran mayoría de esos recursos se está yendo fuera del país. Los créditos hipotecarios y para el consumo siguen planchados porque los grandes bancos estadounidenses no destinan el dinero a la reactivación de la economía real. Las entidades reciben fondos muy baratos y luego los colocan en países periféricos donde la tasa de interés real supera los diez puntos. A su vez, ese flujo de capitales ha forzado una revaluación de las monedas de las naciones emergentes. La FED es consciente de lo que hace, pero de este modo blinda a un grupo de bancos que están muy expuestos.

Lo que piden los Brics es que Estados Unidos, en lugar de poner el énfasis en la política monetaria, lleve adelante una política fiscal expansiva que ayude efectivamente a reactivar su economía, pero saben que es difícil que eso ocurra. A fin de año, expiran en la principal potencia mundial los recortes de impuestos aprobados durante el gobierno de George W. Bush y además están previstos una serie de recortes en el gasto público si demócratas y republicanos no se ponen de acuerdo para impedirlo. Los analistas denominan ese riesgo como “precipicio fiscal”, por el impacto que podría generar en la economía la falta de un acuerdo legislativo, el cual debería lograrse inmediatamente después de las elecciones. “Si el riesgo se materializa, se golpearía duramente la confianza, lo que contagiaría rápidamente a los mercados en el resto del mundo”, afirmó el FMI esta semana en su informe de perspectivas, donde calificó de alarmantemente alta la probabilidad de una nueva desaceleración mundial. A su vez, la situación en Europa continúa siendo muy complicada porque cualquier resolución de la crisis de la deuda llevará tiempo.

Frente a este contexto, los Brics volvieron a remarcar la necesidad de coordinar políticas para evitar que los países centrales les transfieran la crisis. “Tenemos que aprovechar nuestro dinamismo para continuar creciendo”, dijo ayer Mantega. Los ministros del grupo reiteraron además la decisión de avanzar en los planes de creación de un fondo común de reservas para fomentar un intercambio de monedas que dinamice sus relaciones comerciales ante una situación de crisis.

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