Domingo, 10 de marzo de 2013 | Hoy
DEPORTES › OPINION
Por Facundo Martínez
¿Hasta cuándo los dirigentes del fútbol argentino seguirán jugando al distraído frente al problema de la barras bravas y de la violencia, cada vez más cruenta, por cierto? Parecen surrealistas las declaraciones del presidente de Boca, Daniel Angelici, quien incluso a pesar de sus ambiciones políticas esquivó de manera alevosa las responsabilidades que le caben a propósito de los recurrentes hechos de violencia que sacuden de un tiempo a esta parte a La Doce, la barra brava del club xeneize.
El alto grado de brutalidad de las últimas peleas internas entre los violentos boquenses, que se han fortalecido y desarrollado de manera exponencial durante las gestiones de Mauricio Macri, el fallecido Pedro Pompilio, Jorge Ameal y ahora Angelici, reclama atención urgente y determinación política para asumir las responsabilidades del caso y así evitar una futura tragedia, ya que las balas pasan cada vez más cerca de los hinchas.
Estos enfrentamientos entre las distintas facciones que componen La Doce han dejado en los últimos meses un tendal de heridos de bala y arma blanca. El dominador común de las batallas, que han tenido distintos escenarios, parece ser el reparto de los beneficios de pertenecer. El último jueves, horas antes del partido frente a Nacional, a la extensa lista se sumaron cuatro víctimas más: dos heridos de bala y dos apuñalados. Se trató de un combate entre facciones que integran la barra brava “oficial”; uno de los bandos pretendía mayor participación en la repartija de entradas y privilegios.
“Se dijeron muchas cosas, como que había internados en hospitales cercanos y no era así. Lo que pasó fue que hubo una pelea entre varias personas (sic) en un lugar cercano a la cancha y una de ellas recibió un corte en un brazo por un arma blanca”, fue la explicación que encontró Angelici para desembarazarse de un asunto que a las claras lo involucra, como al resto de la Comisión Directiva xeneize. “En Boca no imprimimos entradas ni le damos entradas a nadie. Los que entran son socios o socios adherentes. Nunca van a escuchar decir a un dirigente de Boca que hay una barra ‘oficial’. Existe como en todos los clubes un grupo que está hace mucho y que todos conocemos”, agregó el dirigente.
Sin embargo, Angelici omitió en su precipitado análisis un dato insoslayable. Los líderes de uno de los grupos involucrados en esta última pelea, los de Caseros, son Luis “El Loco” Arrieta y Fido Desbaux, dos miembros de segunda línea de La Doce que integraban la lista de derecho de admisión, pero fueron excluidos en los últimos días de esa nómina por la dirigencia, situación que les permitió volver a la tribuna para poder hacerse cargo del vacío de poder que provocó la detención del jefe Mauro Martín, por el asesinato de un vecino de su cuñado, y de su segundo en el mando, Maxi Mazzaro, prófugo por la misma causa. Los heridos, en cambio, pertenecen al grupo de La Boca, que lidera Adrián Silva, sobrino de Daniel Silva, uno de los lugartenientes del fallecido José “El Abuelo” Barrita, también condenado por el asesinato de los hinchas de River Walter Vallejos y Angel Delgado, ocurrido en 1994.
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