Cuando juegan en serio, lo que no suele ocurrir durante los 90 minutos del partido, resultan un equipo admirable. Pero acaso nunca llegarán a ser lo que podrían, porque están preparados para algo distinto. Esta Holanda modelo Van Gaal, efectiva y goleadora, llegará lejos en este Mundial con una producción concentrada. No dura muchos minutos, así que cuando encienden la máquina de atacar y van al frente hay que prestar atención para no perderse detalle.

Como contra España en su debut, ayer ante Australia les alcanzó el segundo tiempo para obtener el triunfo. En ambos encuentros se fue al entretiempo 1-1, en ambos partidos fue a descansar dejando una imagen de inferioridad, la sensación de que habían jugado menos que el rival, de que el empate era demasiado premio. Ante los australianos se pusieron en ventaja cuando no lo merecían, con un eléctrico gol del formidable Arjen Robben, un fabuloso tiempista que parece jugar como si solo tuviera energía para un cuarto de hora. Al minuto, el golazo de Tim Cahill (una volea sensacional por encima de la cabeza de Cillesen) puso justicia al marcador; en base a una mezcla correcta de audacia y orden, con jugadores atrevidos como el punta Leckie, Australia acorraló a los holandeses, que presumiblemente eran más pero en la cancha producían menos.

Llamaba la atención que la Holanda arrolladora del primer partido no produjera algo similar frente a un rival teóricamente más débil que el campeón del mundo. Aquel 5-1 se produjo a causa de circunstancias especiales (y ahora queda más claro que nunca) y, como en aquel partido, el conjunto de Van Gaal se desató en el complemento, especialmente cuando se vio superado en el marcador. Un penal discutido, por la mano de Janmaat en el área, fue transformado por el capitán Jedinac en el 2-1. Por muy poquito Leckie se perdió el 3-1. Se transformó entonces el conjunto naranja. Al minuto, una jugada combinada y la fuerza de Robin Van Persie para clavarla arriba en el arco de Ryan emparejaron el encuentro casi que sin esfuerzo. Van Persie y Robben ya tienen tres tantos, como el alemán Thomas Müller. La intuición dictaba que, apretando el acelerador, Holanda lo ganaba.

Del otro lado, los australianos no se achicaban nunca y sólo la ingenuidad les impedía salir a flote en el resultado. Volvió a tenerlo Leckie, pero le pegó con el pecho antes que con la cabeza o la derecha y la pelota fue a las manos de Cillesen. El oficio, la jerarquía (esa que aparece racionada) salvó al equipo europeo cuando Depay, reemplazante del conmocionado Martins Indu (ver aparte), sacó un bombazo que se le escapó a Ryan. Fue un golpe de nocaut para los australianos, y para el partido, de lo más entretenido. Lástima que a Holanda sólo le baste con jugar los segundos tiempos.

Estadio: Beira Rio (Porto Alegre).

Arbitro: Djamel Haimoudi (Argelia).

Goles: 19m Robben (H); 21m Cahill (A); 54m Jedinak (A) de penal; 58m Van Persie (H); 68m Depay (H).

Cambios: 45m Depay por Martins (H), 51m Bozanic por Bresciano (A), 69m Halloran por Cahill (A), 77m Taggart por Oar (A), 78m Wijnaldum por De Guzmán (H), 87m Lens por Van Persie (H).