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Con Agustín Canapino cerca de lograr su quinta corona en el Top Race, la categoría atravesó un año delicado, con menos figuras y equipos que lo que era habitual. Su presidente, el salteño Alejandro Urtubey (hermano del gobernador Juan Manuel), hace autocrítica.

–El Top Race atraviesa una situación difícil. ¿Se salva?

–Absolutamente. Nosotros impusimos un modelo en 2005 que ahora termina copiando hasta el TC. Autos iguales, suspensiones iguales, hasta motores iguales. Un coche de TR no es más barato que uno de TC, pero correrlo sale la tercera parte. Un TC cuesta 400 mil pesos por carrera, un TR cuesta 140 mil, con la ventaja de que llevamos repartidos cinco millones de pesos en este torneo.

–¿Qué errores cometió para llegar a esta situación?

–Administré mal el dinero, por ahí perjudiqué a mucha gente. No me meto más con el manejo del dinero.

–¿No le faltan pilotos de nombre que puedan hacerle fuerza a Canapino?

–No tenemos pilotos rutilantes en el TR pero sí figuras de primer nivel. Muchos pilotos se fueron cuando dejamos de pagarles un sueldo. Pensar que para correr en TC hacen facturas truchas y corren el riesgo de ir presos, ¡pero acá exigían plata para correr! Para que vuelvan, queremos equipos con proyectos sustentables.

–¿Qué opinión le parece Automovilismo para Todos, dado que el TR no participa del programa?

–Creo que es fantástico que el Estado fomente el deporte, trabajando por la gente. Este gobierno trabajó como ningún otro por el automovilismo: trajo el Dakar, el Moto GP, lleva gastados 240 millones de pesos en el APT. Pero el dinero se gastó de forma arbitraria, se cometió una injusticia, fue como si en FPT hubieran dejado afuera a Independiente, Banfield y Central.

–¿No están demasiado divididos los dirigentes del automovilismo argentino?

–No hacemos nada para sacar el automovilismo adelante.