River no tuvo inteligencia para acercarse a la final de la Copa Sudamericana, y perdió en su cancha ante Huracán. Al campeón le faltó el fútbol necesario para superar a su adversario, que quedó mejor posicionado para la revancha, que se jugará dentro de tres semanas en Parque Patricios.

El compromiso que tenía el equipo de Gallardo era reencontrarse con su fútbol, luego de las pobres actuaciones en este torneo, sobre todo en su visita a Chapecoense. El mayor inconveniente estaba en la elaboración de juego ofensivo. Pity Martínez y Driussi eran los encargados, principalmente, de abastecer a los delanteros, y el que buscaba sorprender por la derecha era Sánchez. Pero los dos primeros no estaban precisos con la pelota, y así las llegadas al área no aparecían. Por su parte, el uruguayo se fue a jugar por la izquierda para buscar variantes, aunque tampoco aparecían.

Huracán aprovechaba esta situación para tener el manejo de la pelota y acercarse a Barovero. Cuando habían pasado apenas cuatro minutos, Abila, sin marca, no pudo convertir ingresando por el segundo palo. Los de Parque Patricios también aprovecharon las desatenciones defensivas que aparecían en el fondo del local y así el desconcierto del local era mayor. Y a través de una de ellas, en lo que fue la segunda aproximación profunda, Huracán se puso en ventaja. Montenegro buscó con un pase cruzado hacia la derecha la llegada de Espinoza, Casco llegó a rechazar, pero el volante de Huracán cruzó su pierna y en el rebote la pelota se metió en el arco tras superar a Barovero.

River no encontraba los caminos por el centro y comenzó a buscar el desequilibrio por los laterales. Con centros que venían de ambos costados, trató de conectar algún cabezazo en el borde del área chica. Mora y Alario lograron impactar la pelota pero sin precisión. Sobre el final de la etapa, y cuando los hinchas de River les exigían más a sus jugadores, Abila remató cruzado y la pelota salió apenas arriba.

River creció en el complemento con los ingresos de Luis González y Viudez. Si bien tenía el control del terreno, no podía poner a un jugador de frente a Marcos Díaz. Huracán sentía el desgaste físico y cada vez le costaba más detener a los de Núñez en el medio. El partido se jugaba en el campo de los visitantes, quienes apostaban al contraataque.

El equipo de Gallardo se pudo acercar recién a los 20 minutos con un deborde de Casco por la izquierda, jugada que terminó con un remate por arriba. Enseguida, Huracán volvió a estar cerca, pero Espinoza definió muy mal, y luego el ingresado Saviola, de sobrepique, volvió a fallar frente al arco.

Con el ingreso de Bruna, Huracán estaba decidido a defender y el único recurso eran los pelotazos a Abila. El delantero, ya en tiempo de descuento, tuvo su gran chance, pero el travesaño se lo negó. La desesperación de River iba en aumento y la impotencia se apoderó de sus jugadores hasta el final.