Viernes, 6 de noviembre de 2015 | Hoy
EL PAíS › LA INDUSTRIA EDITORIAL ADVIRTIO SOBRE EL IMPACTO DE LAS POLITICAS QUE PROMUEVE MACRI
Representantes de ese sector editorial emitieron un documento en apoyo a la fórmula Scioli-Zannini. Destacaron que una devaluación y una apertura de las importaciones, como propone Cambiemos, conducirá a “despidos y cierres de pequeñas empresas”.
Por Silvina Friera
“A la industria editorial no le da lo mismo.” Así se titula el comunicado del sector editorial y librero en apoyo a la fórmula presidencial Daniel Scioli-Carlos Zannini, que incluye una convocatoria a participar de un acto masivo el domingo 15, a las 14, en la Biblioteca Nacional. “Hoy, ante la perspectiva de una devaluación o liberación del mercado cambiario, disfrazada de política de shock, sumada a la apertura de las importaciones, como proponen la fórmula y el equipo económico de Macri y Michetti, desde la industria editorial manifestamos nuestra alerta. En primer lugar, nuestro tiempo de retorno de inversiones es superior a los seis meses, por lo que una devaluación de este tipo sencillamente licuaría las inversiones pasadas y las ganancias, y la posibilidad de reinvertir, y resultaría en un parate para la cadena de pagos”, advierten un puñado de editoriales encabezadas por Mansalva, Blatt & Ríos, Paradiso, Colihue, El cuenco de Plata, Leviatán, Beatriz Viterbo, Eloísa Cartonera, Argonauta y Santiago Arcos, entre otras; además de librerías como Norte, Gambito de Alfil, La Internacional Argentina y El juguete rabioso (Rosario).
En relación con las medidas que implementaría Macri en caso de llegar al gobierno, el sector editorial y librero sostiene en su comunicado que “implicarán inmediatamente la entrada como avalancha de los excedentes de stock de las editoriales españolas, que están a la espera del ‘asalto’ al mercado del libro argentino para compensar sus déficit derivados de las crisis económicas en ese país. Esto conducirá inevitablemente a un achique del sector, incluyendo despidos y cierres de pequeñas empresas”.
“Aunque sabemos que las políticas destinadas a las industrias culturales de la actual administración todavía tienen muchos temas pendientes, somos conscientes de que el trabajo hecho no puede de ninguna manera malograrse. Desde el macrismo no se propone nada consistente para las industrias culturales que, como la editorial, ha logrado un esforzado desarrollo, y la experiencia en la CABA es desalentadora. En términos de industria, y no sólo de ‘cultura’ como valor intangible, el slogan ‘cambiemos’, una consigna vacía de contenido y lista para todo uso, se transforma en una verdadera amenaza a nuestra actividad”, plantean Gog y Magog, Las Cuarenta editorial, Editorial Conejos, Alto Pogo, Belleza y Felicidad, Años Luz Editora, La Marca editora, Mil botellas, Paisanita editora y 27Pulqui, entre otras.
La industria editorial creció durante la última década: en 2002 se produjeron 32 millones de ejemplares de 9500 títulos; en 2014, 130 millones de ejemplares de 28.000 títulos. “El sector está lejos de la edad de oro de la edición argentina, que se dio entre 1938 y 1955. Sin embargo, resulta claro que ha salido de la anomia a la que había sido condenado desde mediados de los años 70 y con las políticas de los 80 y los 90, que facilitaron la excluyente concentración de la industria editorial en pocas manos”, argumentan editores y libreros en el comunicado.
Damián Ríos, escritor y editor de Blatt & Ríos, cuenta a Página/12 que hay una preocupación generalizada en el sector. Aunque se define como un votante “histórico” del trotskismo, Ríos empezó a conversar con otros editores y libreros para ver qué hacer porque “lo que se viene es malo para todos”, en caso de imponerse la fórmula Macri-Michetti. “A mí me funde la apertura del mercado cambiario porque me pagan a seis meses. Tenemos un plan de 17 libros para publicar el año que viene y no sé qué voy a hacer... Una devaluación nos mata. Esto no es campaña del miedo, es algo concreto. Las declaraciones que está haciendo el PRO a través de sus economistas (Carlos) Melconian, (Alfonso) PratGay y Lucas Llach están provocando que las tres papeleras con las que trabajamos en el sector ya estén reteniendo papel”.
Débora Yánover, dueña de la Librería Norte, hija del poeta y librero Héctor Yánover, aporta su perspectiva. “Mi sensación es que esto que la sustitución de importaciones en la práctica significó el nacimiento de un montón de editoriales en los últimos diez años, que publicaron y tradujeron títulos que solo teníamos en ediciones españolas en la década del 90. Ahora hay muchas ediciones argentinas traducidas por traductores argentinos. Para las librerías esta producción descomunal fue un renacimiento de la industria editorial argentina que nos dio un aire a todos”, pondera Yánover. “Mi librería creció; en 2003 trabajaban seis personas y me costaba horrendamente pagar los sueldos. En este momento trabajan diez personas porque no damos abasto por todo lo que se edita y porque hay muchos libros nuevos, más allá de los grupos hegemónicos multinacionales. Me refiero a las editoriales medianas y chicas argentinas, que surgen como hongos. Esto tiene que ver con una política cultural del Estado. Tenemos un ministro de Educación amante de la poesía que les compró libros a las editoriales chicas de poesía para que estuvieran en todas las bibliotecas del país y los chicos lean poesía. Este tipo de movidas me emociona”, reconoce la librera. “Yo tengo casi 60 años y a lo largo de mi vida nunca había visto esto... Yo viví la hiperinflación y el menemismo, cuando los libros de Borges nos salía más barato importarlos de España que comprárselos a Emecé. Era un horror, la industria editorial argentina estaba completamente muerta. Si abren la puerta de la importación, en 25 segundos se va al tacho lo que se construyó en diez años. Y va a quedar mucha gente en la calle.”
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