DEPORTES › LEJOS DE ENCAUZARSE POR LA GESTION DE ARMANDO PEREZ, LA CRISIS PROMETE NUEVOS CAPITULOS

Globos amarillos sobre el fútbol caído

La AFA está rendida a los pies del gobierno nacional. Sin plata y con clubes en peores condiciones. No responde a una oferta presentada hace diez días por el Grupo Turner como si le sobrara el dinero. Al Gobierno no le importa lo que pase con los clubes del Ascenso. Ni tampoco con sus empleados (desde los jugadores hasta el canchero).

 Por Gustavo Veiga

Pérez sigue buscando técnico.
Antiguos socios en el Badajoz español, Mauricio Macri y Marcelo Tinelli se reunieron la semana pasada, en el marco de una AFA devastada.
Imagen: Télam, EFE & DyN.

Sobre el esqueleto de un fútbol caído vuelan globos amarillos. El presidente Mauricio Macri y Marcelo Tinelli sonríen, mimetizan sus caras con una aplicación de celular y parecen transportados a fines de los años 90. En aquella época los unía el club Badajoz, donde eran socios. También un personaje español, Javier Tebas, el gurú de las sociedades anónimas deportivas. La aventura se transmitía por VideoMatch. Hoy unos y otros son mucho más poderosos. Los tres nos permiten acercar a una obra sin terminar, que no tiene dueño, de la que nadie quiere hacerse cargo. Como si el costo político a pagar fuera muy alto. La AFA está rendida a los pies del gobierno nacional. Sin plata y con clubes en peores condiciones. No responde a una oferta presentada hace diez días por el Grupo Turner como si le sobrara el dinero. Pensaba en la Superliga como la salvación, pero sus profetas (Angelici, D’Onofrio, Blanco…) se evaporaron. Se ve eso y mucho más, pero sobre todo una estrategia para dejar al fútbol a merced de los que vinieron a cambiarlo para que nada cambie. O peor, para que se lo repartan en pedacitos.

Abundan los diagnósticos y en eso no difieren demasiado dirigentes y funcionarios. Repetirlos acá sería muy árido. Pero vamos a escoger tres definiciones. Una por política, otra por realista y la restante por cínica. Se trata de vincular a sus autores con las frases siguientes. Están mezclados. Hay que ponerlos en orden: el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis; el representante de la B Nacional, Daniel Ferreiro, y el de la B Metropolitana, Gabriel Fernández. Lo que dijeron fue: “La AFA sufrió un golpe de Estado. Nadie eligió a Armando Pérez para que esté al frente”. “Cada vez el fútbol argentino está peor, cada vez la AFA está peor”. “Cuando yo voy a mi club, nadie me pregunta por Sampaoli o Bauza. Me preguntan cuándo vamos a cobrar”.

El juego de relaciones es sencillo. Todos hablan de lo mismo, aunque se diferencian en algo. Al Gobierno no le importa lo que pase con los clubes del Ascenso. Ni tampoco con sus empleados (desde los jugadores hasta el canchero). A estos últimos sí. No cobran sus sueldos hace dos, tres y más meses.

Alejandro Korz, el vicepresidente de Atlanta, comenta: “Estamos unidos. Si no aparece la plata no van a empezar los campeonatos. Nuestra posición se reforzó con la de diez clubes de Primera que, como Temperley, hoy tienen un pensamiento parecido al nuestro. En nuestro club les debemos dos meses de sueldo a los jugadores”.

El Gobierno anunció por sus voceros que ya le transfirió a la AFA 300 millones de pesos como adelanto de lo que le corresponde pagar por este segundo semestre. El dinero a su vez se depositará, según De Andreis, en cuentas que se les abrirán a los clubes en el Banco Nación.

La continuidad jurídica del Estado no se extingue porque desaparezca el Fútbol para Todos. Todavía está vigente un contrato firmado. Pero, ¿qué puede pedírsele al Gobierno que despidió a miles de empleados estatales y a los que no les pagó varios meses trabajados? Está claro que nada. Y mucho menos el aumento que los dirigentes –sobre todo del Ascenso– pretendían.

Los clubes son asociaciones civiles sin fines de lucro a las que el ingeniero Macri siempre quiso borronearle su encuadramiento jurídico o extraerle sus recursos. La historia lo demuestra. Cuando era presidente de Boca, sus albaceas no pudieron concretarlo porque se trataba de Boca, un grande. Apenas pudo hacer circular un borrador de anteproyecto con ISL Worldwide, la compañía suiza que quebró y era socia de la FIFA. Decía que la institución “otorga en forma exclusiva a ISL ciertos derechos comerciales asociados con el club, junto con el derecho exclusivo a sublicenciar tales derechos a terceros o de cualquier forma explotar los derechos por cualquier medio”.

El ex presidente de Boca que ahora gobierna el país desde la Casa Rosada volvió a la carga con éxito relativo. Consiguió a través de su delegado en AFA, Daniel Angelici, agregarle al estatuto un artículo nuevo y modificar otro.

En el proyecto de Superliga figura que estará “integrada exclusiva y obligatoriamente por todos los clubes –organizados bajo el régimen de asociaciones civiles y/o bajo cualquier otra forma jurídica permitida por la legislación aplicable siempre que fuera aprobado por sus respectivos socios de conformidad con lo previsto en sus estatutos– que participen en competiciones oficiales de fútbol de carácter profesional en la Argentina…”

Mientras un equipo jurídico trabaja en los nuevos estatutos de la Superliga y otro en la parte económica (en el primero hay abogados colocados por Boca, River y Argentinos Juniors), algo va quedando claro. En los últimos meses de gestión hasta que asumió la comisión normalizadora y/o regularizadora, en la AFA hubo hijos y entenados. El presidente de Defensores de Belgrano, Marcelo Achile, declara: “Nos deben casi cuatro meses de los derechos de televisión. Enero, mayo, junio y julio, que debería cobrarse ahora. Pero hubo clubes de Primera que en diciembre recibieron millones, como Independiente y Banfield, y a nosotros no nos pagaron ni enero. Lo que indigna es que la deuda más importante con la AFA es de las instituciones más grandes”.

Una gota rebasó el vaso en la última semana. Fue la comprobación de que Jorge Sampaoli, el técnico que más seduce a Pérez para la Selección, tiene una cláusula millonaria para poder salir del Sevilla. Enterados los dirigentes del Ascenso de que estaba en marcha el desprolijo operativo de contratación, marcaron la cancha. Ferreiro dijo: “Ojalá la comisión regularizadora no use los recursos del contrato de Adidas para contratar a un técnico cuando el Ascenso está en estado crítico”. En efecto, le deben en conjunto cerca de 75 millones de pesos y a la B Nacional ni siquiera le cubrirán el costo de los pasajes en avión si se dan partidos como, por ejemplo, Gimnasia de Jujuy y Brown de Puerto Madryn. Esto genera que el torneo sea inviable.

Parecería que el fútbol se debate entre conseguir un técnico para la Selección –por ahora sin Messi– o que se disputen los campeonatos de la B Nacional para abajo. Un contrasentido que se extiende al meneado tema de los derechos de televisión. Existe una propuesta del Grupo Turner que recibieron sucesivamente el ex presidente Luis Segura, el gobierno nacional y el normalizador Pérez. Ninguno la respondió. O porque estaba en plena retirada, no era el dueño del producto o porque la búsqueda de candidatos para reemplazar a Gerardo Martino se convirtió en un sainete.

“Si Clarín quiere…”

Carlos Avila, el ex dueño de Torneos y Competencias y los derechos del fútbol, habla convencido al otro lado de la línea: “Si Clarín quiere se queda con el fútbol”. Acaso lo diga por experiencia propia. El oligopolio lo desplazó del control del negocio el 27 de septiembre de 2006. “Gracias y hasta mañana”, escribió en su carta de despedida. Se acerca el décimo aniversario de su salida y ahora recuerda cómo su ex socio levantó el emporio del fútbol televisado que duró hasta agosto de 2009: “Con los derechos del fútbol iba al interior y en la ciudad que había dos canales de cable, a uno le vendía el producto y al otro no. Este último se fundía y después lo compraba. Pasó en un montón de lados. Ahora Turner necesita de un carrier y Clarín lo tiene en Cablevisión, como Torneos con Direct TV”.

Pasado mañana se reunirá en Buenos Aires una comitiva de la Turner que llega de Estados Unidos para definir los pasos a seguir. Va a cerrar la operación de derechos del fútbol, negociar con su futuro socio y además continuar con las gestiones por la compra de Telefe, donde tiene dos competidores: el grupo venezolano Cisneros, con sede en Miami, y la programadora Viacom Media Networks.

En la compra de los derechos del fútbol todavía no se sabe si habrá una licitación. Nunca la hubo en el pasado. Lo recuerda Avila, quien de eso sabe bastante: “TyC y TSC (Televisión Satelital Codificada) nunca ganaron una”. Si se asocia finalmente con la AFA y Clarín –con la primera para adquirir los derechos de TV y con el segundo para usar como plataforma a Cablevisión–, el grupo Turner adelantaría millones de dólares que le permitirían al Estado formalizar su salida del Fútbol para Todos. Esta alquimia económico-financiera está en pleno desarrollo, según le cuenta a Página/12 una fuente con acceso a las negociaciones. El grupo de la calle Piedras recuperaría el producto para comercializarlo, aunque no sería su dueño. Así ocurrió entre 1991 y 2009 a través de TSC, la sociedad que mantenía con TyC que monopolizaba el mercado del fútbol televisado.

Cuando todas las piezas se acomoden –como se descuenta– en la AFA no quedará casi nadie de los dirigentes, gerentes y varios empleados que acompañaron la mayor parte del período que lideró Julio Grondona durante 35 años. No están más los históricos Hugo Cotz –sufrió un serio accidente de tránsito– y Roberto Lorenzo, ya jubilado, las dos ruedas de auxilio del ex presidente fallecido. Tampoco el último asesor letrado de la casa, Mario Schmoisman, cuyos dictámenes ajustados a derecho nunca digirieron los directivos de más peso. Ni siquiera quedó el experimentado periodista Ernesto Cherquis Bialo, el vocero de la asociación. El vendedor de cosméticos y presidente de la comisión normalizadora le mandó a avisar que prescindían de sus servicios. No le concedió una audiencia. En su lugar llegaría otro periodista renombrado: Santo Biasatti, quien también ocupa el cargo de prosecretario de Belgrano de Córdoba.

En la AFA ya hay un adelantado que responde a su máxima autoridad en ejercicio. Víctor Tabuada, un ex funcionario que pasó por la agencia Télam durante el gobierno menemista y sobre el que Clarín se preguntó en un título de su edición virtual: ¿Quién es el cazador de ñoquis de Armando Pérez en la AFA?

La situación es crítica, el fútbol está de rodillas y en el Gobierno se frotan las manos. Pero el molde discursivo de la herencia recibida ya atrasa. Los argumentos de que no habrá más dinero porque ahora las prioridades son otras resultan banales en boca de los funcionarios de Cambiemos. Al rebaño mayoritario de dirigentes que cometió y toleró en silencio toda clase de estropicios, también le cabe el repudio del socio que paga su cuota social o el hincha que abona una entrada. La imagen de Mario Giammaría, el presidente de la Liga rosarina que perdió 70 a 1 cuando se votó la Superliga, no redime a quienes lo felicitaron por su valentía y fueron incapaces de mantener los pantalones en su sitio. Es todo demasiado obsceno como para que los beneficiarios y afectados por el desastre den ahora sermones de decencia o lloren miseria.

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