Juan Martín Del Potro le ganó ayer un épico partido a Rafael Nadal por 5-7, 6-4 y 7-6 (5) y jugará hoy la final del torneo de tenis de los Juegos Olímpicos ante el escocés Andy Murray, con lo que aseguró otra medalla para el deporte argentino. El tandilense le ganó a un gladiador, como Nadal, en un extraordinario encuentro que duró tres horas y ocho minutos y que tuvo todos los condimentos que hacen emotivo a este juego: alto nivel tenístico por parte de ambos, picos de dramatismo, un marco espectacular en las tribunas y un final para el infarto que se llevó el argentino porque en ese momento crítico aparecieron su poderoso servicio y su formidable derecha.

El campeón del US Open 2009, cualquiera sea el resultado de hoy ante el defensor del oro y número dos del mundo, volvió a jugar el tenis de su mejor época, antes de las lesiones, le ganó en una semana a dos número uno como el serbio Novak Djokovic y Nadal y lució bien físicamente, pese a que compitió muy poco en esta temporada. Y en esta semana de retorno a los primeros planos jugó un papel preponderante su fortaleza mental para no desesperar en los momentos y el increíble sostén que le dio el público argentino, que igualó en el aliento a los espectadores locales, volcados masivamente del lado del español.

El tenista que consiguió la medalla de bronce en Londres 2012 arrancó el primer set quebrando al español y manteniendo su servicio, y se colocó 3-2 con su saque, pero el mallorquín aprovechó un quedo del tandilense, recuperó el saque y llegaron al cinco iguales. Allí el argentino tuvo una magnífica oportunidad con dos chances de quiebre, no las aprovechó y Nadal, un jugador casi sin fisuras, conservó el servicio y quebró en el siguiente para ganar el set por 7-5 en 55 minutos. Por entonces, ya estaba claro que el negocio de Delpo eran su formidable servicio y los palazos de derecha desde el fondo, en tanto su rival basaba lo suyo en variar el juego a los costados y pasar al argentino cada vez que iba la red (lo hizo en ese parcial las tres veces que lo intentó).

En el segundo set, el argentino volvió a quebrar rápido, se puso 3-1, pero esta vez su servicio no declinó, el español no tuvo una sola chance de quiebre y se llevó el set por 6-4, en 48 minutos. Se llegó así al tercer y decisivo set, y contra lo que muchos imaginaron, Del Potro no sufrió una merma física. Más bien ambos sufrieron el stress de la definición tras el cuatro iguales. Quebró la Torre de Tandil para ubicarse 5-4 y cuando sirvió para partido lo perdió en cero. En el siguiente, Del Potro tuvo tres oportunidades de quebrar, erró cinco tiros consecutivos y perdió el game, pero no se cayó anímicamente.

Jugó con calma su servicio y forzó el tie break, en el que se equivocó poco con su saque y estuvo sólido desde el fondo de la cancha ante un especialista en el juego de base como el nueve veces campeón de Roland Garros. Sacó ventaja de 3-0, se sucedieron puntos espectaculares, Nadal recuperó el quiebre y sacó 5-6 pero un derechazo del bonaerense lo obligó a una devolución larga y se llegó al punto culminante: la victoria de Del Potro y el acceso a la final de un jugador que no era tenido en cuenta al llegar a Río.

Ahora es el turno de un Andy Murray que paseó cómodo en el torneo y apenas pasó un sofocón con el italiano Fabio Fognini en tercera ronda, cuando éste estuvo 3-0 arriba en el tercer parcial pero su mente “se fue de viaje”, como le gusta decir a los periodistas italianos, y el escocés lo ganó 6-3. Por presente, su rival es favorito, pero no hay que descartar las chances de Del Potro, quien volvió al nivel de tenis de sus mejores momentos y que logró una comunión afectiva con los hinchas argentinos aquí en Río. En cuanto a los enfrentamientos personales, el tenista nacido en Glasgow lidera por 5-2. Pero la última vez que se vieron las caras fue en 2013 por los cuartos de final del Masters 1000 de Indian Wells, y el tandilense se impuso por 6-7 (5), 6-3, 6-1.