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Argentina estuvo lejos de ser un equipo y no le alcanzó con la suma de individualidades para quedarse con la Copa Mundial de tenis que se jugó en Düsseldorf y que consagró campeón ayer a Alemania, en una final en la que el equipo nacional no pudo imponer su amplio favoritismo.
En el primer turno, Guillermo Coria, noveno en el ranking de la ATP, hizo pesar la enorme diferencia de jerarquía y le dio el primer punto a la Argentina al superar por un categórico 6-1 y 6-1 a Florian Mayer en apenas 51 minutos y pareció encaminar al equipo albiceleste hacia el título. Sin embargo, un inexpresivo y desganado Gastón Gaudio (6º) fue fácilmente superado por 6-4, 6-3 por el alemán Tommy Haas (22), lo que dejó igualada la serie y otorgó mayor trascendencia al punto de dobles que definiría al campeón. En el punto decisivo, la insólita pareja conformada por Guillermo Cañas y Coria fue arrasada por 6-1 y 6-2 por Haas y el doblista Alexander Waske, quienes consagraron campeón a Alemania por tercera vez en la historia, tras las anteriores conquistas de 1989 y 1994, en épocas en las que Boris Becker era la figura estelar del equipo.
Argentina, dos veces campeón, en 1980 y 2002, había demostrado ser el mejor del torneo al superar en el Grupo Rojo de la fase clasificatoria a Francia, la República Checa y el bicampeón Chile, pero ayer dejó escapar la posibilidad de sumar un título a sus vitrinas, en gran parte porque el excesivo individualismo de sus tenistas no permitió que apareciera el equipo. La mala relación entre Coria y Gaudio, que se originó en 2001 y que reapareció en escena en Düsseldorf cuando el Gato criticó al santafesino por su egoísmo al no jugar ante Chile, dejó en claro que será muy difícil conquistar alguna vez la Copa Davis si no apuntan todos hacia el mismo objetivo, si no tiran para el mismo lado y si se dejan superar por sus problemas personales.