Sábado, 24 de junio de 2006 | Hoy
Por A. G.
Oleg Blokhin es uno de los personajes del día en la Copa del Mundo, y no por su impronunciable segundo nombre (Volodymyrovych). Es que el ex puntero izquierdo de la Unión Soviética en los ’70 y ’80 llevó de la mano a Ucrania a lograr su clasificación para los octavos de final, en su primera participación mundialista. Eso sí: no cobrará ni un hyvnia (moneda ucraniana) por ello. Hace un año, Blokhin renunció a su sueldo como entrenador por una ley nacional que impide que una persona pueda percibir dos salarios del Estado.
Es que, además de DT, Blokhin está plenamente involucrado en la política de su país y es diputado de la Rada Suprema (Parlamento). Incluso el año pasado, con su equipo peleando la clasificación para el Mundial, el ex jugador del Dinamo de Kiev tuvo que optar y presentó su dimisión cuando se lo cuestionaba por la incompatibilidad de los dos cargos. Sin embargo, un tribunal de Kiev consideró que Blokhin ejercía su puesto como entrenador nacional en su “tiempo libre”, sin cobrar remuneración alguna. Entonces no violaba la Constitución Nacional. Y como consecuencia de ese fallo, la federación lo restituyó en su cargo. A partir de ese momento consolidó la clasificación para el Mundial, y luego tiró una frase que suena más a sueño que a realidad: “Aunque suene a presumido, estoy convencido de que somos capaces de ganar la Copa del Mundo”.
Como jugador, Blokhin es dueño de casi todos los records del fútbol soviético. En la selección jugó 112 encuentros internacionales, con 42 goles, marcas que ya quedaron en la historia. Con el Dinamo de Kiev obtuvo ocho títulos de la liga local y dos Recopas europeas y también tiene números imbatibles: con 211 goles en 432 partidos, ostenta ambos records en la liga soviética. Nada mal para el diputado-entrenador.
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