La sucesión de escándalos que involucra a ejecutivos de la FIFA y de distintas federaciones nacionales con la reventa de entradas para el Mundial descubre los aceitados engranajes de un sistema de distribución que estimula la corruptela y del que, invariablemente, sacan provecho los dirigentes del fútbol.

A los casos de los vicepresidentes de la FIFA Ismail Bhamjee (a quien la organización expulsó del Mundial) y Jack Warner (que fuera amonestado por el Comité de Etica) se suman ahora otros relacionados con las federaciones mexicana, boliviana e irlandesa y con un ex dirigente de la Federación de Ruanda, en Africa, lo que sugiere que el actual sistema de reparto de entradas incentiva la reventa, con pingües ganancias que van a parar a bolsillos oficiales.

Según un informe publicado por este diario el día de la apertura del Mundial, de las más de tres millones de entradas disponibles apenas un 32 por ciento (menos de la tercera parte) se coloca a disposición del público en general; pero otro 19 por ciento (más de la mitad de la cantidad anterior) se reparte entre las 32 federaciones cuyas selecciones lograron clasificarse para la fase final del Mundial. Esos tickets son los que, normalmente, aparecen implicados en los escándalos de reventa: la FIFA prohíbe que los dirigentes revendan los tickets asignados.

Por esa razón el organismo reaccionó agitadamente en el caso de Bhamjee, a quien el diario inglés Mail on Sunday descubrió in fraganti revendiendo 12 entradas de 100 euros a 300 euros cada una, con un beneficio del 200 por ciento. Lo expulsó del Mundial y le pidió a la Confederación Africana de Fútbol (CAF) que lo removiera del Comité Ejecutivo. En su página web, la CAF anuncia que se reunirá “pronto” para decidir la suerte de Bhamjee... ¿Qué tan pronto será pronto?

Pero ahora se sabe que aparecieron tickets identificados como algunos de los 270 que la FIFA cedió a la Federación Irlandesa: Irlanda no se clasificó al Mundial pero a cada una de las 175 federaciones cuyas selecciones se quedaron afuera se les entregaron 290 tickets. Esas entradas irlandesas, de 60 euros, se vendieron a 300: una ganancia líquida del 400 por ciento... Según el británico Daily Mirror, que denunció el caso, la Federación inició una investigación para descubrir cuál fue el dirigente de alto rango que rompió las reglas para realizar tan brillante negocio.

Según la BBC, el dirigente ruandés de la CAF Celestin Musabyimana, ex vice de la federación de su país, terminó en prisión después de que un fraude destinado a quedarse con 200 entradas cedidas por la FIFA, por un valor global de 29 mil euros, fuera descubierto cuando pensaba venderlas en el mercado negro a través de un contacto en Suiza.

Los escándalos no se detienen allí: a comienzos de semana la Asociación de Agencias de Viaje de México pidió a la Federación de Fútbol de ese país que explicara por qué no se habían entregado 10 mil entradas ya pagadas por los hinchas aztecas y, en cambio, se revendían tickets en el hotel que ocupan los dirigentes en Gotingen. Y el ex secretario de la Federación Boliviana de Fútbol Mario Reinoso fue acusado de quedarse con una utilidad de 20 mil dólares luego de haber vendido las entradas asignadas a su país a un empresario italiano.

Parece evidente que el sistema de asignación de tickets para el Mundial promueve el abuso de quienes sucumben a la tentación de hacer una diferencia. Un nuevo Código de Etica como el que el Comité Ejecutivo de la FIFA piensa dictar, debería tener en cuenta este problema.

Colaboró en Europa: Kirsten Sparre.