La mediática disputa entre el entrenador de San Lorenzo, Oscar Ruggeri, y el animador Marcelo Tinelli, reconocido hincha del club de Boedo, esconde una frustración, la que provoca no haber encontrado en años un reemplazante adecuado de Alberto Acosta, el goleador más reconocido de los últimos años de la historia sanlorencista. El nudo de la discusión arrancó en la posibilidad, luego abortada, de repatriar a Bernardo Romeo, que antes del último paso de Acosta por San Lorenzo fue el artillero del equipo azulgrana durante cinco campeonatos consecutivos. Pero desde hace otros cinco torneos que la capacidad goleadora mengua, los éxitos se alejan y los ánimos se encrespan.

Probablemente, la historia de la disputa entre Ruggeri y Tinelli se zanjará en la Justicia, como aseguró ayer el entrenador: “Estoy muy tranquilo trabajando con el equipo a full, nada me va a distraer. Los abogados se encargarán del tema, yo no hablo más. Lo mejor es ir a sentarnos de frente con un juez y arreglarlo”, afirmó el ex campeón Mundial del ’86. Sin embargo, la verdadera cuestión, la del gol ausente, todavía no encuentra vías de resolución, aunque se están ensayando algunas maneras de lograrlo.

El domingo, en Jujuy, San Lorenzo ganó gracias a un gol tempranero, pero adoleció de poder ofensivo a lo largo del partido, entre otras razones porque el equipo se retrasó excesivamente en la cancha (lo que Tinelli le criticó públicamente a Ruggeri). Alejada la chance del retorno de Romeo, las alternativas descansan en dos refuerzos: la del ex Independiente Andrés Silvera (que fuera goleador en el Apertura 2002, con 16 tantos), cuya incorporación podría resolverse en las próximas horas, y la del peruano Roberto Jiménez, alias “Malingas”, que en su debut en Jujuy ante Gimnasia, el domingo, fue poco lucido y jugó apenas 45 minutos.

Sin embargo, el peruano volvió a formar, en la práctica de ayer, dupla atacante con Ezequiel Lavezzi (el jugador que, desde la ida de Acosta, fue el que más tantos convirtió para San Lorenzo en un solo campeonato) y convirtió dos tantos en la victoria 3-1 sobre un combinado juvenil. “Se dio mi verdadero nivel, el cual se acerca más a mi real potencial, porque en Jujuy la pelota casi no me llegó y no pude mostrarme”, comentó Jiménez. De todas maneras, el refuerzo parece un jugador de menor calidad que Hernán Peirone, otro delantero surgido de las inferiores, pero que no está totalmente recuperado de una lesión.

Silvera pasó con éxito la revisión médica en San Lorenzo, pero todavía no pudo desvincularse completamente de los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, su anterior club y no podría debutar antes de la cuarta fecha, contra Boca. “Ojalá pueda marcar muchos goles, algo que en San Lorenzo no pasa desde que se retiró Acosta, que era un fenómeno”, se ilusionó el delantero.

Desde que Acosta se retiró del fútbol, a fines del 2003, ningún otro atacante sanlorencista llegó a marcar una decena de tantos en un solo torneo. El santafesino señaló 123 goles en los 276 partidos que jugó con la camiseta azulgrana. El último goleador de un campeonato que San Lorenzo consagró fue Romeo, en el Clausura 2001 –el último título del equipo de Boedo–, cuando marcara 15 de los 43 tantos del equipo campeón.

La pólvora mojada de San Lorenzo