“Yo no lo considero un Dream Team. Es un equipo nacional.” La frase pertenece a Mike Krzyzewski, entrenador de la selección de Estados Unidos que participará del Mundial de Básquetbol de Japón, y sintetiza a la perfección la nueva filosofía con la que los inventores del juego pretenden recuperar la corona que dejaron escapar en los últimos dos torneos importantes, el Mundial de Indianápolis y los Juegos Olímpicos de Atenas.

La idea de USA Basketball es recuperar el prestigio perdido y por ello planteó una preparación diferente a las anteriores, tanto en el proceso de selección de los jugadores como en el de entrenamiento. Lejos de las invitaciones a las estrellas y la reunión del equipo un par de semanas antes de la competencia, para esta etapa previa el entrenador cuenta con un plantel de quince jugadores, de los que tendrá que descartar tres. Las estrellas más rutilantes son LeBron James, Carmelo Anthony y Dwayne Wade, flamante campeón de la NBA con Miami Heat. Pero también el grupo cuenta con especialistas defensivos, como Elton Brand y Bruce Bowen, compañero de Emanuel Ginóbili en San Antonio. Como nunca antes, el equipo estadounidense cuenta con varios de los denominados “jugadores de rol”, especialistas en algún aspecto del juego y con mucho sacrificio en función de equipo. El resto del equipo lo completan Kirk Hinrich –compañero de Andrés Nocioni en Chicago Bulls–, Joe Johnson, Antawn Jamison, Shanne Batier, Gilbert Arenas, Brad Miller, Dwight Howard, Chris Bosh y Chris Paul.

Además, para esta ocasión se eligió a Krzyzewski, un entrenador con una reconocida capacidad en el básquetbol universitario, con más de 20 años al frente de Duke y tres veces campeón nacional. Además, fue asistente de Chuck Daly en el Dream Team que ganó la medalla dorada en Barcelona ’92. La elección no es casual. El básquetbol universitario, con la marcación en zona y sin tantos “uno contra uno”, se asemeja bastante más a los sistemas que se utilizan en la FIBA que a las libertades que se manejan en la NBA.

En lo que va de la preparación, el conjunto estadounidense jugó cuatro partidos, con cuatro victorias. En los tres primeros, dos veces ante Puerto Rico y el restante ante China, exhibió un potencial abrumador, aunque ante rivales no demasiado jerarquizados. Tras ganarle 116-82 y 114-69 a los puertorriqueños y 119-73 a los chinos –resultados similares a los que obtenía la primera versión del Dream Team–, los periodistas estadounidenses se animaron a la comparación. Pero de inmediato Krzyzewski puso paños fríos a la situación. “El primer Dream Team fue una amalgama de estrellas de varias generaciones. Este es un equipo nacional con jugadores jóvenes”, diferenció el entrenador.

Y casi para corroborar esa afirmación, en el primer amistoso en serio, ante Brasil, el equipo de Krzyzewski dejó en claro que es perfectamente vulnerable y que puede padecer ante la defensa zonal que le van a plantear casi todos los adversarios en Japón. El apretado triunfo 90-86 así lo refleja, en especial porque los brasileños ganaban por tres puntos al entrar en los tres minutos decisivos y también hubo dos faltas antideportivas contra los sudamericanos que pudieron cambiar la historia. Está claro que por los antecedentes y por la jerarquía de los jugadores, Estados Unidos partirá como principal favorito, como siempre ocurre cuando se presenta a un certamen. Habrá que ver qué perfil adopta este nuevo equipo, con más hambre de gloria y menos nombres que los anteriores.