Si hay un problema que irrita a Julio Grondona y a los incondicionales que lo rodean en la AFA no es la violencia en el fútbol, ni siquiera los veinte años sin títulos mundiales que se cumplieron en este 2006 que transita sus últimos días. Se trata de la deteriorada relación comercial con las empresas que controlan los derechos de televisión, una dificultad para la que ya analizan una solución a futuro, que bien puede interpretarse como un mensaje para el presente: el dirigente vitalicio hizo saber que considera una oferta del grupo Telefónica por 2500 millones de dólares, a cambio de 10 años de contrato, para cuando venza en 2014 el convenio actual. Como las negociaciones con Televisión Satelital Codificada (TSC) y Tele Red Imagen (Trisa), donde tiene peso decisivo el grupo Clarín, están empantanadas desde hace meses, los dirigentes adoptaron medidas que van desde auditar las cuentas de esas compañías hasta estudiar la posibilidad de que los partidos jugados por Boca y River ingresen en el sistema pay per view (pago por visión). Mientras que la AFA y los clubes pretenden un aumento que triplique los valores que reciben hasta hoy (93,5 millones de pesos por año), TSC y Trisa no están dispuestas a pagar los 273 millones que se les exigió.

La AFA y sus clubes despedirán el año alzando copas de incertidumbre, en medio de un conflicto cuyas consecuencias se percibirán en 2007. El 17 de noviembre pasado, el Comité Ejecutivo aprobó una resolución mediante la cual se decidió comunicarles a las empresas TSC y Trisa que “se abstengan de comercializar los derechos televisivos del fútbol argentino, en sus tres categorías, más allá del 30 de junio de 2007”. A partir de ese día, la AFA pasaría de cobrar un canon, como hasta ahora, a involucrarse en la comercialización del fútbol, que está en manos de las empresas. “El tema pasa por saber si no deberían pagar más en función de los ingresos que reciben”, le comentó a Página/12 el asesor letrado de la asociación, Mario Schmoisman.

Este razonamiento entronca con la propuesta que el Comité votó el martes pasado en la última reunión del año. A sugerencia de José María Aguilar, el presidente de River, se determinó contratar a un estudio jurídico de primer nivel para que eleve un dictamen sobre el estado de los contratos que, con sucesivas modificaciones, vienen firmándose desde el 28 de junio de 1985 para la televisión abierta y desde el 19 de abril de 1991 para el sistema codificado del cable. “La negociación se puso terriblemente difícil”, apuntó José Luis Meiszner, el secretario general de la AFA.

La Justicia del reclamo pierde cierta credibilidad cuando se repasan los 21 años de la sociedad entre las partes, período durante el cual los dirigentes, con Grondona a la cabeza, se jactaban de las bondades de los contratos. Carlos Avila, que con el tiempo quedó desplazado de Torneos y Competencias (TyC) y ya no es el empresario al que se le rendía pleitesía, reivindicaba la relación comercial en cuanto escenario le era posible. Hace unos años, cuando concurrió a declarar a la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputados, afirmó: “El contrato con la AFA es hasta el 2014 y estoy muy contento porque es un muy buen negocio; pero, si pudiera, lo acordaría hasta el 2040”. No hace falta aclarar cómo, con fe ciega, estas palabras eran rubricadas por los presidentes de los clubes que ahora se lamentan porque los contratos no tienen una cláusula gatillo para rescindirlos. Son los mismos que añoran al empresario, aunque admiten con reserva que “se lo comió la globalización”. El socio actual tiene mucho más poder que el creador de la marca TyC. Por eso lo extrañan a Avila, quien oficiaría de lobbista para grupos económicos que se interesen en el negocio del fútbol televisado.

Este panorama complica aún más a las deficitarias economías de los clubes. Sus presidentes esperan una solución que no aparece y se disciplinaron detrás de Grondona, que estrechó vínculos con Mauricio Macri y su mejor mandadero, Pedro Pompilio, el flamante tesorero de la AFA. Los dirigentes argumentan que se avecina una fusión entre Multicanal y Cablevisión –los dos principales operadores del cable– y sostienen que ella elevaría a cinco millones los abonados que consumen fútbol por el sistema.

Una de las alternativas que se analizan es conseguir que la AFA cobre un incremento en el contrato por lo que genere el sistema pay per view en los clásicos del domingo. Hasta hoy, el partido de las 18.30 (que indistintamente juegan Boca o River) es transmitido sin codificar por la señal TyC Sports. Si prosperara esta idea, según confió uno de los directivos consultados para esta nota, ya no habría un clásico gratuito que cierre la fecha. Como fuere, los clubes pretenden cobrar unos 180 millones de pesos sobre el precio vigente (93,5 millones que se completan con unos 30 millones más por el programa Fútbol de Primera y los torneos del Ascenso), a razón de un cálculo que ya sacaron hace rato: multiplican tres pesos por cada abonado al cable, que calculan son los cinco millones ya apuntados.

Las empresas, según los dirigentes, ya habrían respondido que no están dispuestas a aprobar un aumento de tres pesos en el abono básico del cable y sólo destinado al fútbol. Multicanal, por ejemplo, cobra su programación a razón de 70,50 pesos por mes. Desde la AFA, entonces, lo que pretenden es compartir la comercialización del producto después del 30 de junio de 2007 y ya no recibir una suma fija. “Queremos recuperar el verdadero papel de socios y cogestionar el fútbol. Hasta ahora éramos mandatarios y recibíamos un canon”, puntualizó Meiszner, en línea con lo que escribió Grondona sobre la propuesta económica de TSC y Trisa en la página web de la AFA, el pasado 1° de septiembre: “En principio, debo decir que no colma nuestras aspiraciones”.

Por si acaso, el veterano dirigente que en 2007 irá por una nueva reelección con el propósito de seguir en su cargo hasta que le dé el cuero explora otras propuestas superadoras de los contratos vigentes. Y ya les deslizó a sus hombres de confianza que recibió una del grupo Telefónica por 2500 millones de dólares. Claro que los convenios que bendijo con su firma hasta el 2014 les pusieron un corset a las aspiraciones de los clubes que él ahora dice defenderá a rajatabla. “Yo entiendo que fuimos unos afortunados cuando nosotros hicimos aquellos primeros contratos”, sostenía Grondona el 9 de septiembre de 1999. Hoy difícilmente piense lo mismo.