No necesitó de una actuación destacada. Ni siquiera gozó de grandes rendimientos individuales. Estudiantes sacó a relucir su oficio de campeón y superó 3-0 a Central, en La Plata. El conjunto dirigido por Diego Simeone, muy superior a su rival, fue el claro dominador del partido y con este triunfo quedó a sólo dos puntos del líder San Lorenzo. Piatti, en la primera etapa, y dos tantos de Lugüercio en el complemento decoraron la victoria. Central, que terminó con un jugador menos por la expulsión de Garcé, sumó su cuarta derrota consecutiva y cada vez está más cerca del fondo de la tabla.

De entrada, Estudiantes dejó en claro que saldría a buscar el partido. El local se adelantó en el campo de juego ante un rival que inquietaba con el trabajo de Caraglio y Zelaya. Pero las buenas intenciones de los equipos se esfumaron rápido. La mitad de cancha se convirtió en un escenario muy poblado y el trámite del partido se hizo muy trabado. El circuito creativo del local no funcionaba: Estudiantes extrañaba los habituales buenos rendimientos de Sosa y Verón, que no podían asistir ni a Calderón, ni a Pavone. Zelaya fue el encargado de romper el aburrimiento: el delantero se escapó por la izquierda y sacó un derechazo que Andújar desvió al corner.

La pelota parada se convirtió para Estudiantes en una de las alternativas para generar peligro. Verón, el encargado de cada ejecución, envió un centro que Alayes, de cabeza, casi manda al fondo de la red. Central, muy lento en su funcionamiento, dependía exclusivamente de sus individuales. Pero, pese a las limitaciones del conjunto rosarino, al local le costaba quebrar el planteo defensivo que proponía la visita. Recién sobre el final del primer tiempo llegó el desahogo: Piatti sacó un potente remate desde afuera del área que se desvió en un jugador visitante y descolocó a Alvarez.

Todo hacía prever que, en desventaja, Central saldría a buscar el empate. Pero, para sorpresa de muchos, fue Estudiantes el que arrinconó a su rival dentro de su propio campo en el arranque del complemento. Entonces fue cuestión de esperar unos minutos para que llegara el segundo gol y se terminara el partido. Alvarez dilató esa posibilidad al tapar una floja definición de Pavone. El panorama se oscureció aún más para el visitante: Garcé recibió la segunda tarjeta amarilla y dejó a su equipo con diez jugadores. Casi sin perder tiempo, el local aprovechó la ventaja numérica y liquidó el partido. Lugüercio –reemplazante de Piatti– capturó un rebote en la puerta del área y, con un derechazo cruzado, venció la resistencia del arquero visitante.

Riquelme intentó darle más juego al equipo desde el banco, pero los ingresos de Belloso, Paglialunga y Braghieri poco pudieron aportarle al equipo. Sólo restó tiempo para que Estudiantes, con la victoria asegurada, se floreara de cara a sus hinchas y para que Central, ya a esa altura muy lejos de Andújar, evidenciara su repertorio de limitaciones. Es que el equipo rosarino sólo se preocupó por mantener el juego en la mitad de la cancha, se resignó a atacar y le cedió la iniciativa a su rival. Situación ideal para que el local marcara el tercer gol. Y el tanto llegó: Maggiolo dejó sólo a Lugüercio, que definió con un de toque derecha. Estudiantes volvió a demostrar por qué se coronó campeón en el Apertura y, con buenas actuaciones como principal argumento, continúa prendido en la lucha por el bicampeonato.