La buena noticia para los clubes de Primera es que, durante el receso previo a este Apertura que arranca esta noche con dos partidos, vendieron al exterior futbolistas por una suma superior a los 115 millones de dólares. La mala noticia para los hinchas de esos clubes es que la calidad de sus equipos, sin esas figuras, inevitablemente caerá en el torneo porque no hay refuerzos de similar jerarquía. La buena noticia para esos hinchas podría ser que los clubes más ricos del extranjero ya no comprarán tantas figuras de primer nivel en el fútbol argentino: la mala noticia es que prefieren empezar a hacerlo cuando todavía juegan en Tercera o Cuarta División, para moldearlos a su gusto. La sangría del fútbol argentino no tiene remedio y ésta es, apenas, una nueva etapa en el proceso de vaciamiento del fútbol local.

Este torneo Apertura será el primero en la historia del fútbol en ser televisado en directo por completo. Pero, por ser los protagonistas de semejante espectáculo mediático, los clubes de Primera recibirán 150 millones de pesos, una cifra incrementada respecto de la que percibieron hasta la temporada pasada, pero que, de todas formas, es menos de la mitad de los ingresos que en este receso generaron las transferencias.

Esas cifras sensacionales se incrementaron en casi un 50 por ciento respecto del mismo proceso vendedor registrado en 2006, que dejó en las exhaustas arcas de los clubes (o en las cuentas corrientes de sus acreedores o en las cajas fuertes de los juzgados donde se tramitan los concursos o las quiebras) cerca de 80 millones de dólares.

A comienzos de año, la consultora Deloitte emitió un informe con datos de 2005 detallando el nivel de ingresos de los clubes de Primera, con las transferencias (50% del total) por delante de los derechos de TV (22%), venta de entradas (12%), sponsors (10%) y cobro de cuotas sociales (6%). Pero es probable que el formidable ingreso por ventas y la nueva legislación que impedirá el ingreso de la mitad del público visitante a las canchas alterarán las proporciones.

En efecto, por causa de esa prohibición la cantidad de público que puede entrar en las tribunas visitantes disminuyó de 174 mil a 90 mil personas. Como en cada fecha se utiliza la mitad de los estadios, puede suponerse que el lucro cesante de los clubes podría alcanzar las 45 mil entradas generales que, a 14 pesos cada una, representan una cifra global de 630 mil pesos por fecha y 11,97 millones de pesos en todo el campeonato. Aunque en la práctica las pérdidas serán menores, porque no siempre los equipos visitantes logran llenar las tribunas, aun con la capacidad a pleno.

Frente a la sangría de futbolistas, los clubes reaccionan rellenando los planteles con jugadores de categorías menores, de la B Nacional o extranjeros: entre los más o menos 400 futbolistas de los 20 planteles de Primera habrá 50 (uno de cada 8) nacido en el exterior. En este torneo habrá mayoría de paraguayos (16) y uruguayos (14), aunque habrá otros de procedencia más exótica, como el arquero estadounidense Delvin Countess (Tigre) y el delantero japonés Kosuke Kato (Huracán). El único brasileño en el fútbol local, Jadson Viera (Lanús), viene del Danubio uruguayo... Muchos de esos jugadores se muestran en la iluminada vidriera del fútbol argentino, a veces por menos de seis meses, antes de conseguir el traspaso a la dorada meta europea o, en su defecto, mexicana.

¿Se detendrá esta continua transferencia de recursos futbolísticos? Todo hace suponer que será, todavía, más cruda, si se generaliza el reciente ejemplo del Real Madrid, que se llevó a los juveniles de Boca Santiago Villafañe y Juan Forlín, como, según lo patentizó el periódico madrileño As, “producto de una nueva tendencia: buscar jóvenes a punto de explotar en mercados de reconocida solvencia como la Argentina”, siguiendo “la senda abierta por el Barcelona con (Lionel) Messi o (el técnico francés del Arsenal, Arsène) Wenger con (el catalán) Cesc Fábregas: reclutar jóvenes con futuro en sus propios países y pulirlos para crear nuevos cracks”.

Hoy empieza el Apertura. Con los veteranos, los pibes que en dos años serán campeones mundiales con el Sub-20, con los chicos de las inferiores. Hay que apurarse a verlos, porque ahora, además, vienen por ellos.