Ni en los análisis más optimistas se podía suponer que la Selección Argentina de básquetbol iba a llegar a esta altura del Preolímpico de Las Vegas con la clasificación a las semifinales asegurada y peleando mano a mano con Dream Team el primer lugar de la zona (jugaban en la madrugada). La ausencia de siete de los campeones olímpicos significaba una pérdida de potencial que parecía irremediable, pero en la cancha quedó claro que el conjunto de Sergio Hernández, por juego y carácter, demostró estar a la altura de las circunstancias. Mañana se jugará ante Brasil el pasaje a Beijing en un solo encuentro, pero la prueba de nivel ya la superó.

Hasta el partido de anoche, Argentina logró siete triunfos y ninguna caída, y consiguió el primer objetivo, que era evitar a Estados Unidos en la semifinal, con una solvencia llamativa. Incluso, con esa meta cumplida, superó a Brasil tras ir perdiendo por 17 puntos, en un resultado que comprometió la clasificación del conjunto de Lula Ferreira.

Para conseguirlo, esta versión de Argentina mostró algunas de las virtudes que tuvo el equipo de Atenas y de Indianápolis. La dureza en defensa, que les provoca pérdidas y malos tiros a los rivales, ya parece una marca registrada. Los 73,17 puntos que le permite por juego a los rivales la convierten en la mejor defensa del certamen, incluso por debajo de los 77,5 que le anotan a Estados Unidos.

Otra cuestión similar con el equipo dorado tiene que ver con el juego de pases, que determina que el lanzamiento lo tome siempre el jugador mejor ubicado y que el grupo reparta muy bien su goleo. Por eso, por más que el conjunto de Sergio Hernández es el segundo equipo más goleador del certamen detrás de Estados Unidos, con 91,67 puntos por partido, entre los máximos anotadores del torneo, el mejor argentino recién aparece octavo y es Luis Scola, con 17,9 puntos de promedio. Luego se encuentran Carlos Delfino, que figura 15º con 15,7 tantos, y Paolo Quinteros, que está 20º con 13,6.

Por el contrario, la variante más marcada tiene que ver con el ataque rápido, un sello distintivo de los equipos de Hernández. Cada vez que puede, la Selección Argentina intenta anotar de contragolpe, lo que genera puntos sencillos, pero también más pelotas perdidas. Ante rivales que no cuidan la pelota, característica distintiva de los conjuntos centroamericanos, es un recurso muy efectivo. Habrá que ver frente a equipos europeos, que apuestan por un juego de mayor control, si esa estrategia se puede implementar.

Pero más allá de similitudes y diferencias, la principal característica que repite este equipo es el corazón que tenía el campeón olímpico. La desventaja de 14 puntos que remontó ante Puerto Rico, los diez que le descontó en el último cuarto a Panamá y, sobre todo, los 17 que le limó a Brasil, en un juego que no importaba, así lo confirman.