Llegó el momento decisivo en el Preolímpico de Las Vegas. Luego de una etapa clasificatoria impecable, con siete triunfos y una digna caída ante el Dream Team estadounidense (ver aparte), la Selección Argentina de básquetbol buscará asegurarse su pasaje a los Juegos Olímpicos de Beijing cuando a partir de las 17 se enfrente con Brasil (televisan canal 7 y TyC Sports), candidato a ese lugar antes del torneo, pero opacado por el equipo de Sergio Hernández a lo largo de toda la competencia. A partir de las 20 se jugará la otra semifinal, en la que Estados Unidos es amplio favorito ante Puerto Rico.

La crueldad de este tipo de torneos tendrá una nueva muestra esta tarde, cuando se defina en 40 minutos el pasaje a Beijing. En ese momento no se tendrán en cuenta los antecedentes con que llegan los dos equipos. Ya no importará que Argentina se haya impuesto en suplementario 86-79 a Brasil en un encuentro en que llegó a remontar una desventaja de 17 puntos en el tercer cuarto. Tampoco que los brasileños lleguen a este encuentro con un record de cinco victorias y tres caídas, dos más de las que sufrió el conjunto argentino. Ni siquiera las palabras de Kobe Bryant, que luego de medirse con los dos equipos aseguró que Argentina se impondrá sin inconvenientes. Todo eso quedará en una simple anécdota cuando se juegue esta nueva edición del clásico sudamericano, con una plaza para los Juegos Olímpicos de por medio.

Pero más allá de ser un solo partido, las realidades de los dos a lo largo del certamen fueron muy diferentes. Mientras Argentina exhibió un gran juego colectivo y rindió por encima de las expectativas, con Brasil sucedió casi lo contrario. Durante el torneo, muy pocas veces encontró un funcionamiento acorde con lo que indican sus nombres. Por eso, dependió demasiado de lo que pudo hacer Leandrinho, el goleador del torneo, con 23 puntos por partido. Y si bien Thiago mostró sus condiciones, muy pocas veces fue bien habilitado.

Pero la gran diferencia pasa por el clima interno en los dos campamentos. Liderados por Scola, dentro y fuera de la cancha, los jugadores argentinos mostraron una solidaridad importante, que se refleja en cada partido. “Simplemente, tienen muy buena química. Todos piensan de la misma manera”, fue el elogio del entrenador de Estados Unidos, Mike Krzyzewski. Por el contrario, en Brasil son notorios los problemas internos entre algunos jugadores y el entrenador, Lula Ferreira. “Todo el mundo está viendo las cagadas (sic) de Lula”, disparó el alero Marquinhos, que ya está afuera del certamen por una luxación en la muñeca izquierda. “Está perdido. Los entrenamientos son muy flojos. El equipo no tiene táctica ni jugadas bien hechas. Y además, Lula falla en la rotación”, señaló el jugador de New Orleans Hornets. Lo cierto es que, más allá de los problemas internos, Brasil tiene suficientes jugadores talentosos como para complicar a Argentina y aspirar a la clasificación. En 40 minutos se definirá.