Muy poco duró la ilusión argentina de poder derrotar nuevamente a un Dream Team. La tremenda efectividad de Kobe Bryant en los tiros de tres puntos en el primer cuarto fue un escollo insalvable para el conjunto de Sergio Hernández, que rotó más que lo habitual a sus jugadores para evitar el desgaste luego de que los locales sacaran una ventaja indescontable en el primer tiempo. El 91-76 final reflejó la superioridad de los norteamericanos, pero también el digno papel del conjunto argentino.

Por el respeto ganado por la Selección Argentina, Estados Unidos salió dispuesto a mostrar todo su poderío desde el arranque. Liderado por Bryant, infalible con los tiros lejanos y autor de 18 tantos en el primer cuarto, el Dream Team empezó a sacar rápidas ventajas, frente a un equipo argentino que no tenía respuestas defensivas ante ese vendaval y al que le costaba atacar frente a la durísima marca rival. La única alternativa válida era Luis Scola, autor de ocho puntos en el comienzo. Pero como se cargó muy pronto con tres faltas, el líder albiceleste tuvo que ir al banco de suplentes. Por eso, Estados Unidos abrió una brecha de quince puntos (28-13) al final del primer cuarto, que prácticamente liquidó el partido.

Consciente de lo difícil que era remontar el partido y con el objetivo de la semifinal en la cabeza, Hernández apeló a una mayor rotación que la habitual para afrontar el encuentro. Claro que eso no significó que la intensidad argentina mermara. Es verdad, el triunfo estadounidense nunca corrió riesgos. Pero también es cierto que en ningún momento se pudo relajar como en los encuentros anteriores. Y si Argentina hubiese tenido un porcentaje de efectividad en triples acorde con sus antecedentes, la historia pudo ser más pareja. Igualmente, por primera vez en el torneo Estados Unidos no pudo superar la barrera de los 100 puntos y perdió un cuarto (el último, 24-18), lo que marca lo digna de la labor argentina. Por eso, sin sacarse de la cabeza que el objetivo se juega hoy, la posibilidad de una revancha en la final de mañana no será tan irreal.