DEPORTES › CóMO SE VERá EL FúTBOL POR TELEVISIóN DESPUéS DE LA RESCISIóN DEL CONTRATO ENTRE LA AFA Y TSC

Varios canales ya golpean la puerta

La mitad de los partidos de cada fecha podría ir por Canal 7, el resto se licitaría entre los demás canales de aire: la mayoría de las emisoras ya muestra interés por la materia, aunque el modelo del nuevo negocio recién decantará en unos años.

 Por Emanuel Respighi

“Si alguien que tiene los derechos de televisación de algún partido de fútbol afirma que los números del negocio no cierran, o está diciendo una gran mentira o es un gran boludo.” Con didácticas palabras, un alto ejecutivo de un canal de televisión abierta le confesó a Página/12 la sensación que por estos días invade a los programadores de las señales de aire, en relación con la posibilidad cierta de poder transmitir por sus pantallas algunos de los partidos de fútbol de Primera. Tanto en Telefe, como en América y Canal 9, el proceso de rescisión del contrato entre la AFA y TSC fue seguido con expectativa por los dueños y ejecutivos de programación. A excepción de El Trece, claro, el canal del grupo Clarín, al que a las consecuencias indirectas que tendrá por ser parte del conglomerado mediático se le suma el problema adicional de no contar más en su grilla con Fútbol de primera, el ciclo que, gracias a los goles cautivos, se transformó en un clásico de los domingos a la noche.

El fin de una era marca el comienzo de otra, con nuevas reglas. En este nuevo escenario, el fútbol televisado libre y gratuito para todos los argentinos necesitaría de diferentes canales de difusión para cumplir con su objetivo. Según las versiones más fuertes, el nuevo esquema de difusión de los partidos que durante 18 años estaban monopolizados por un único grupo hará centro en Canal 7, que transmitiría al menos cinco de los 10 partidos de cada fecha. La idea que circula es que los otros cotejos se liciten entre el resto de los canales abiertos, como una manera de democratizar el fútbol e incrementar el dinero que pagaría cada canal para contar en sus pantallas con algún partido, a partir de la competencia que se libre. Extraña paradoja: se utiliza una herramienta del libre mercado para “socializar” y federalizar las trasmisiones de fútbol.

Que ningún ejecutivo de los canales abiertos haya expresado públicamente su interés por hacerse de los derechos no significa, de ninguna manera, que no les interese transmitir fútbol. Todos los ejecutivos de los canales abiertos privados consultados por este cronista señalaron que el deporte, el más popular del país, siempre es un interesante recurso de atracción de audiencia y anunciantes. Eso sí: todos concuerdan, también, que participarían de las licitaciones siempre y cuando se realicen sobre bases económicas razonables. En este caso, la “razonabilidad” está estrechamente vinculada con las posibilidades reales de explotación comercial que la emisión de un partido de fútbol –cualquiera fuere– tiene para un canal abierto. Una ecuación económica que es mucho menor a la que tenía Clarín, que hasta ayer utilizaba el monopolio del fútbol para desarrollar el gigantesco negocio de la TV por cable.

“Antes, transmitir por TV abierta partidos amistosos de la Selección o de algún club se hacía imposible porque Torneos y Competencias nos pedía fortunas por los derechos, ya que les convenía transmitirlos en sus propias ventanas. En la medida en que los derechos salgan del monopolio, creemos que el costo que vamos a abonar por esos mismos partidos va a ser más razonable al mercado argentino”, explica otro ejecutivo que prefiere mantener su nombre y el canal en el que trabaja en reserva.

Una cuestión que no se puede soslayar al analizar la televisación del fútbol post-TSC es que nadie sabe, ni el Gobierno ni la AFA ni los mismos canales privados, cómo funcionará el negocio del fútbol en un esquema de transmisión abierto y gratuito. Tras 18 años de monopolio regido por un sistema económico basado en el pay per view (pagar por ver), el escenario inédito que se abre presenta a corto plazo un momento de transición en el que las suposiciones contrastarán con los fríos números de la realidad catódica. En los primeros años, la búsqueda del modelo de negocio adecuado para el nuevo orden mostrará dificultades, errores y algunos aciertos. Hasta el momento, el antecedente de Canal 7 –que desde 2008 transmite un partido los viernes– es positivo en términos de audiencia y de anunciantes. En algo hay coincidencia: la realidad del negocio del fútbol por TV abierta decantará recién en 3 o 4 años.

En la construcción de un modelo rentable para los clubes y para quienes se hagan de los derechos, aún no se sabe cómo se implementará la licitación pública de los partidos. Una posibilidad es que en una primera etapa se adjudiquen los partidos licitados en un esquema en el que distintas empresas se queden, por año, con un par de cotejos por fecha que se distribuirán según un orden de prioridades intercambiable cada semana.

Otra opción, menos probable dado que replicaría el monopolio que acaba de finalizar, es que una misma compañía compre los derechos de todos los partidos para emitirlos por sus propios canales o los negocie con otras pantallas. Incluso, también está abierta la posibilidad de que haya partidos que se liciten por zonas geográficas o provincias. En este sentido, circulaba el rumor de que América –del grupo Vila y de Francisco de Narváez– hacía públicas sus intenciones de alzarse con los derechos del Nacional B, categoría en la que compite Independiente de Rivadavia de Mendoza, club del que Vila es presidente. También se hablaba de que Canal 10 de Córdoba estaba interesado en la transmisión de los partidos de Belgrano e Instituto de esa provincia.

En cualquier caso, no se descarta que la AFA tenga que asociarse a algún sistema o señal de TV paga en aquellos lugares del país en los que por cuestiones geográficas sus habitantes no tengan acceso a la TV abierta. Incluso, hay quienes sostienen que para que el negocio sea rentable, al menos en un comienzo, la TV por cable no puede quedar afuera.

En cuanto a las posibilidades técnicas y humanas de poder poner en práctica este esquema mixto entre el Estado y los privados, en la industria creen que no habría mayores inconvenientes. En primer lugar, porque el Sistema Nacional de Medios Públicos posee una estructura profesional numerosa, a la vez que en los últimos años hubo un profundo proceso de reequipamiento tecnológico. En segundo lugar, porque no es real que TyC producía y transmitía los partidos con una estructura propia: muchos de los servicios audiovisuales –desde camarógrafos hasta móviles satelitales– estaban tercerizados; esos mismos equipos y profesionales podrán ser contratados por los nuevos “dueños” de los derechos de transmisión del fútbol. Cuando el negocio es grande –quedó demostrado ayer–, nadie es imprescindible.

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La TV abierta espera ávida al fútbol.
Imagen: Télam
 
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