DEPORTES › TYC, CON LA MARCA DE CARLOS AVILA

El símbolo de los ’90

 Por Daniel Guiñazú

Acaso como ninguna otra empresa de la Argentina, Torneos y Competencias representa la esencia misma de los valores de los años ’90. El alto perfil público que asumió su creador, Carlos Avila, el crecimiento explosivo que tuvo a partir de 1993, la ostentación desembozada de su poderío económico y sus relaciones políticas, y la arbitrariedad con la que hizo y deshizo en el ambiente del fútbol y de los medios, transformaron a TyC en mucho más que la productora líder en contenidos deportivos de TV. En verdad, fue (y sigue siendo) un imperio multimediático deportivo que hoy, por primera vez en su historia de éxitos, muerde el polvo de la derrota.

No es casual que se fije a 1993 como el año del big-bang de esta firma que Avila pergeñó con cuatro amigos en 1982 para vender publicidad en la vía pública y que en 1987, pasó a producir Fútbol de Primera, que no era sino la transmisión del clásico del domingo que ATC (ahora Canal 7) emitía en diferido, junto con un resumen de la fecha que conducía Enrique Macaya Márquez y que nunca abarcaba más de tres partidos.

En 1993 y luego de tres años en el Canal 9 que manejaba Alejandro Romay, Fútbol de Primera llegó a Canal 13, la emisora del Grupo Clarín con el que Avila se había asociado en 1991 para formar las empresas Telered Imagen S.A (Trisa) y Televisión Satelital Codificada (TSC) y obtener de Julio Grondona los derechos de televisación del fútbol argentino hasta 2014. El arreglo fue más que módico: pagaron 1,75 millones de pesos por transmitir un partido codificado los viernes (el primero fue River 2 Central 1, el 1º de agosto de 1991) y el mejor partido de la jornada.

Si en el 9 el fútbol había sido descuidado como producto y sólo interesaban su rating y facturación, en el 13 ocurrió todo lo contrario. La emisora volcó todo su poderío tecnológico para enriquecer la pantalla. Y un grupo de pujantes directores encabezados por Juan Loschiavo y ambiciosos productores liderados por Juan Cruz Avila, el hijo del dueño, y José D’Amato, diseñaron la estética y el estilo del programa y de todas sus transmisiones deportivas que hasta hoy subsiste. El desenfadado relato de Marcelo Araujo en contraposición con los sobrios apuntes de Macaya y un sólido equipo periodístico que, ahora sí, cubría la fecha íntegra, terminaron por darle forma a un clásico de los domingos por la noche que por entonces, no bajaba de los 30 puntos de audiencia.

Con el éxito abrazándolo a cada paso y el dinero lloviéndole por la venta del fútbol a más de mil cables del interior, Avila no perdió tiempo. En cinco años armó un monopolio que ahogó toda competencia y disidencia. Salvo los del automovilismo y el rugby, compró los derechos de transmisión de los deportes más importantes y llegó a manejar la venta de entradas y la publicidad estática de los estadios de fútbol. Creó TyC Sports, transformó la radio La Red en una emisora dedicada casi totalmente al fútbol, compró la revista El Gráfico y firmó contratos de exclusividad para producir programas deportivos en los cuatro canales privados de aire y en la señal Fox Sports, Torneos usó y abusó de su posición dominante. Dos fueron sus reglas maestras: el alarde del dinero y el capricho.

En paralelo con la retirada de Carlos Menem, de quien fue amigo y compañero de largas tardes de golf, a fines de los ’90 Avila empezó a vender sus participaciones accionarias en TyC hasta retirarse del todo de su máxima creación. Hoy los dueños de la empresa son la holandesa DLG Offshore Partners III (16,7%), el estadounidense Frederick Arnold Viarra (26,56%), el local Nofal Sports Holdings SA (23,53%) y DirecTV LatinAmerica (32,2%).

Aún hoy, muchos creen que Avila sigue siendo el dueño de Torneos y del fútbol y que, de haber estado él a cargo, no se hubiera llegado a esta ruptura inesperada. Torneos seguirá ligado al fútbol a través de las transmisiones de las copas Libertadores y Sudamericana y de las Eliminatorias. Pero de ahora en más, nada será igual que antes. Con su manera de decir y de mostrar (y también de no decir y de no mostrar), para bien y para mal, Torneos y Competencias ha marcado para siempre la historia del periodismo deportivo y del fútbol argentino. Ayer se cerró un capítulo que duró más de veinte años. En el nuevo, que pronto habrá de iniciarse, ya no habrá una T dando vueltas en el comienzo de cada partido.

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Imagen: Sandra Cartasso
 
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