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Desde Mar del Plata

En la previa, ya se venía hablando de las lesiones. La fractura de tibia y peroné del dominicano Edgar Sosa, a la que se sumaron los esguinces de Mauricio Aguiar y Reque Newcome en Uruguay y el desgarro en la planta del pie del puertorriqueño Daniel Santiago, todos descartados para el resto del torneo, habían disparado la señal de alerta. A Argentina le habían pasado de costado, más allá de la contractura que sufrió Fabricio Oberto. Incluso, Julio Lamas había anticipado que no iba a arriesgar a ninguno de sus hombres, teniendo en cuenta la garantizada clasificación para las semifinales.

Pero la fatalidad llegó ayer en el salto inicial. En la primera jugada del partido, Andrés Nocioni saltó con el brasileño Tiago Splitter y cuando cayó, se derrumbó sobre el parquet, con evidentes muestras de dolor en su tobillo derecho. Sin pisar y agarrado del hombro de Oberto, el santafesino salió del campo y, tras una breve revisión, fue trasladado al vestuario, acompañado de su amigo Leo Gutiérrez. El silencio primero y los aplausos después del público presagiaban que algo grave había pasado. El diagnóstico inicial fue un esguince, de leve a moderado, que lo dejó afuera del partido de ayer y del juego de hoy, pero que no le impediría llegar al decisivo cruce del sábado. Al menos, hasta que se constate la evolución. “Los médicos todavía no lo saben. Hay que ver las próximas 24 horas para ver cómo sigue”, remarcó Julio Lamas.

Con el resto del plantel fue directo al hotel, sin hacerse la resonancia que se había especulado en el principio. Por una lesión similar, aunque en el otro tobillo, Nocioni se perdió el Mundial de Turquía. Ahora, sólo parece un susto grande.