Pasada la medianoche del martes, el gobernador de la provincia de Chaco, Jorge Capitanich, se presentó en la sede social del Club Atlético Sarmiento, club del que es presidente, para dialogar con los periodistas acreditados que apenas una hora antes habían arribado al lugar. Se trató de una charla informal, en la que el funcionario dejó bien en claro su pasión por el fútbol y las matemáticas, brindando una particular visión del juego que hacía foco en variables como el aprovechamiento del tiempo y el espacio, y en el rendimiento ascendente y descendente de los futbolistas a lo largo de los 90 minutos de juego. Ya cerca del mediodía, Capitanich se reunió en la gobernación con el presidente de Boca, Daniel Angelici, y el vicepresidente de River, Diego Turnes, para lo que terminó siendo un recibimiento formal y un intercambio de presentes, y para acordar los detalles del ingreso conjunto de ambos planteles a la cancha.

Al regresar de esa reunión, el presidente de Boca aprovechó para explorar su flamante popularidad saludando durante un largo rato a los hinchas xeneizes apostados detrás los vallados de seguridad. Besos, abrazos, autógrafos y fotos durante más de 15 minutos, para dejar conforme a una multitud que había ido a ver a sus ídolos y debió conformarse con una aparición fugaz para firmar autógrafos del chaqueño Juan Manuel Insaurralde, que por jugar por primera vez en su provincia luego iba a recibir una plaqueta recordatoria, y el saludo desde una ventana del hotel del capitán boquense Rolando Schiavi.

En los alrededores del hotel donde se alojaba el plantel millonario, los hinchas esperaban en vano alguna aparición, alguna señal, y apenas pudieron desahogarse y excitarse ante los requerimientos puntuales de los medios televisivos. Miguel Serrano, un empresario pyme de 46 años llegado desde Buenos Aires, y que gastó unos 2000 pesos entre viajes y hotel para apoyar al equipo de Matías Almeyda, le explicó a Página/12 las razones de su sacrificio: “Para nosotros, en estos momentos, lo más importante es la recuperación de nuestro juego y de nuestra identidad futbolística. Obviamente queremos ganar el partido, porque queremos ganarle al campeón y sobre todo por las condiciones en las que llegamos al partido”. Por último, consultado sobre la situación del descenso, remarcó: “Vivimos meses de mucha angustia y hay que estar en las malas como estuvimos en las buenas”.