DEPORTES › VIERNES 21 A LAS 8.30, EN ULSAN (COREA DEL SUR)

Estados unidos - Alemania

Sustentado en la seguridad de su arquero Brad Friedel, el conjunto de Bruce Arena se metió en silencio en los cuartos de final. Su mayor virtud a lo largo del certamen fue golpear de arranque y luego defender con mucha gente la ventaja conseguida. Así superó a Portugal y a México, y rescató un empate ante Corea. En cambio, cuando Polonia lo madrugó, terminó perdiendo por paliza. Sin grandes figuras, su juego se basa en el orden, la solidaridad de todos para colaborar y la rapidez para salir de contragolpe. Dentro de ese panorama, McBride, Donovan, O’Brien y Reyna son las columnas en que se basan las esperanzas estadounidenses de continuar avanzando en el torneo.

Sin lucir y en medio de duras críticas de la prensa de su país, los alemanes avanzan sin darle demasiada importancia a todo ello. A los jugadores y al técnico lo único que les interesa es seguir adelante. Las claves del éxito de los muchachos de Rudi Voeller hay que encontrarlas en los extremos de la formación: la seguridad del arquero Oliver Kahn y la efectividad del goleador Miroslav Klose. En esos dos pilares se sustenta el poderío alemán, mucho menor que en selecciones anteriores. El resto todavía no impresionó demasiado, sobre todo Michael Ballack, que llegó al Mundial con muchos pergaminos y todavía no logró cristalizar actuaciones acordes a sus antecedentes.

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