Sorprende llamativamente que un hombre que interpreta el fútbol con sensibilidad, como ha mostrado José Pekerman, conciba la actuación de su Selección en el Mundial como “un fracaso”. Puesto en sus propias palabras, casi a nivel de silogismo, “el fútbol es rendimiento más resultado, no lo logré, fue un fracaso, me tengo que ir”. Esa insistencia en calificar su tarea como podría haberlo hecho el peor de sus enemigos, y no como lo ha hecho la inmensa mayoría de los hinchas, es una muestra evidente del profundo dolor que le produjo haber programado una tarea continua de siete partidos abortada al terminar el quinto –¡y sin perder siquiera!–, pero parece esconder algo más, una tozuda voluntad por concluir su ciclo, como si hubiera oscuras razones que justificaran lo que, para el común, simula ser una decisión respetable pero exagerada.

Se ha barajado un sinfín de explicaciones para enmarcar esta decisión de salida sin retorno, como se reseña a continuación:

1 Pekerman no comulga con la nueva situación que enfrentará la Selección a partir de octubre, cuando empiece a correr el contrato entre la AFA y la empresa rusa Renova que le pagará 600 mil euros por cada uno de los 24 amistosos que le organice hasta el 2010, un contrato que habilitaría al dueño de la empresa a tener acceso a la intimidad del equipo. Julio Grondona desmintió la especie, pero tampoco se esperaba otra cosa.

2 Pekerman se toma revancha contra el maltrato del que lo hizo objeto Grondona en los últimos meses, cuando lo calificó como “el De la Rúa del fútbol”, lo acusó de esconderse “detrás de los colectivos” o incluso deslizó que en la lista de los 23 convocados podía haber “un jugador de rugby”. El entrenador supo contestar: cuando el diario Clarín publicó el 14 de mayo pasado la lista de los 23 convocados, un día antes que Pekerman la hiciera oficial, fue el titular de la AFA quien filtró la lista que le había dado el técnico; al día siguiente, Pekerman hizo pública la convocatoria con otros nombres. El dirigente ya avisó ayer que “Pekerman tiene un lugar asegurado en la AFA”, como para no quedar desairado.

3 Otros analistas señalan la chance de que el entrenador se haya sentido decepcionado por el rendimiento de jugadores de su círculo en los que confiaba y, ante la posibilidad de verse obligado a volver a convocarlos, elige no continuar. Pero Pekerman defendió públicamente al futbolista más cuestionado, Juan Román Riquelme, lo que pone en tela de juicio el argumento.

4 No sería extraño, tampoco, que el estrés que produce ser el entrenador de la Selección Argentina lo haya agotado (“somos los campeones del cuestionamiento”, se quejó ayer con relación a las críticas que recibió) y que prefiera dirigir en un ámbito más relajado: descartó hacerlo en Europa, pero allá podrían pagarle mejor que en la AFA sin someterlo a tanta presión.