DIALOGOS › ¿POR QUé EDUARDO ROJAS?

La primacía de la política

 Por Mario Wainfeld

Cuando se le pregunta acerca de su formación académica, Eduardo Rojas cuenta que primero “me titulé de vicepresidente de la Central Unica de Trabajadores de Chile (durante el gobierno de Salvador Allende) y después me hice magíster de Ciencias Sociales”. “Eramos todos niños”, bromea... o quizá no. Ahora tiene 68 años, atravesó exilios, se dedicó a las ciencias sociales y a la investigación. Hace 22 años que vive por acá, recorrió toda la Argentina, participó en consistentes estudios sobre la clase trabajadora y el movimiento obrero.

Se inscribe en una tradición política que enlaza formación y militancia, compromiso y estudio. Sus trabajos son, en el sentido clásico, intervenciones que aspiran al rigor y a la afirmación de la identidad. Los murmullos y los silencios de la calle, su libro recién salido, conjuga esas variables. Con una estimable profusión de citas de la flor y nata de las ciencias sociales y una notable marca personal, Rojas se las toma con sus compañeros socialistas. Pone en entredicho, desde adentro (desde un peculiar adentro) a una generación que llegó al gobierno a veces sin 30 años cumplidos (“éramos tan felices”), que fue perseguida, martirizada, que vivió exilios interiores y exteriores. Que llegó a gobernar en coexistencia con el pinochetismo, una vivencia asombrosa para los argentinos. Y que, según Rojas, remixó éxitos con una acumulación de deudas respecto de la tradición teórica y política del socialismo.

En ese devenir, nuestro autor percibe a la presidenta Michelle Bachelet como una recuperación de la relación entre dirigentes y representados.

Rojas reconoce los severos límites de la acción política pero no le falta firmeza para recusar el imperialismo de la economía que la invade, comiéndose también la vida cotidiana de los chilenos. Ironiza sobre sus compañeros que hablan bien inglés pero que no se preocupan por “la política de abajo”. Y propone una lectura ineludible, desde hoy, sobre Salvador Allende.

“Yo nunca me metí en política, siempre fui peronista”, pregonaba un personaje de Osvaldo Soriano, frase recuperada por Leonardo Favio en su Gatica. El socialista Rojas siempre se metió en política, a sabiendas y adrede. La reivindica y la exige, aun a sus conmilitones.

El cronista no ha leído todos los libros sobre política que se escriben en la Argentina pero sí osa suponer que tiene una noción del rumbo general de esa producción. Advertida su limitación, se atreve a decir que por acá son muy contados los textos que puedan parangonarse con Los murmullos... Por la versación del autor, por su consistencia militante, por la lealtad a tradiciones y a pertenencias. Y, especialmente, por su afán de intervenir, desde el lugar que le cabe hoy, en el debate político con su saber situado, gozoso y comprometido.

Por eso, este reportaje.

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