Los salarios aumentaron 0,6 por ciento en marzo, acumulando una suba de 2,78 por ciento en el primer trimestre, según informó ayer el Indec. Los trabajadores informales volvieron a liderar la mejora, con un 0,8, y suman 8 por ciento en lo que va del año, pese a que suelen ser el eslabón más castigado en momentos de fuerte de-saceleración económica como el actual. Detrás quedaron los registrados, con una mejora de 0,6 y 1,9 por ciento. Mientras que los empleados públicos mejoraron apenas 0,4 y 0,6 por ciento, respectivamente. Esta fuerte disparidad entre el ingreso de los empleados “en negro” y los registrados no es el reflejo de un extraño comportamiento del mercado laboral ni de una manipulación estadística, sino de una grave inconsistencia en el Indice de Salarios que toma datos provenientes de bases de datos diferentes y desfasadas entre sí.

En la reseña metodológica que acompaña el informe distribuido por el Indec se explica que para la obtención de los salarios se efectúa una encuesta de periodicidad mensual a las empresas del sector privado y se recaba información mediante los circuitos administrativos correspondientes del sector público. Sin embargo, para calcular la evolución de los ingresos del sector privado no registrado se realiza una estimación de la evolución de sus salarios sobre la base de información obtenida mediante la Encuesta Permanente de Hogares, la cual aporta datos seis meses atrasados en comparación con las otras dos fuentes.

Por ese motivo, los salarios “en negro” suben como si la crisis aún no los hubiera alcanzado. Como el relevamiento es “viejo” todavía no están afectados por la desaceleración que impactó fuerte en el último trimestre del año pasado. El desconocimiento de este dato podría llevar a algún desprevenido a concluir que los planes de regularización del empleo que impulsa el Gobierno en realidad perjudican al trabajador.

El organismo de estadísticas arrastra este problema desde 2003 cuando se pasó de la EPH puntual a la continua y eso explica por qué durante 2008 los salarios de los empleados “en negro” subieron 37,5 por ciento, los estatales 21,8 y los registrados sólo 18,5 por ciento: la desaceleración se fue notando primero en los dos últimos grupos. Si el error no se corrige, es probable que una eventual recuperación de la economía en los próximos meses no tenga eco en los salarios en “negro”, pues el índice que registra su evolución estaría entonces dando cuenta del actual período de desaceleración.

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