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El Gobierno prorrogó hasta el 31 de diciembre de 2010 la devolución del 5 por ciento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) que beneficia a los consumos pagados con tarjetas de débito, con excepción de las compras de combustibles líquidos y gas natural. La decisión se adoptó a través de una resolución del Ministerio de Economía, publicada ayer en el Boletín Oficial. Este beneficio está vigente desde hace ocho años, ya que se aplicó por primera vez en noviembre de 2001, poco antes de que el ministro de la Alianza Domingo Cavallo dispusiese el famoso corralito.

En los considerandos de la normativa se justificó que “aún continúan vigentes los motivos que oportunamente dieron lugar a la implementación del mecanismo de retribución para las operaciones de compra de bienes muebles o contratación de servicios que los consumidores finales abonen mediante tarjetas de débito”.

El mismo escenario –en comparación con 2001– que plantea el decreto tiene que ver con la necesidad de continuar con la estimulación del consumo, extender la bancarización y reducir la evasión fiscal. Teniendo en cuenta estos argumentos, el texto fundamentó que “resulta aconsejable prorrogar su vigencia desde el 1º de enero de 2010 hasta el 31 de diciembre de 2010, ambas fechas inclusive”.

La devolución del 5 por ciento del IVA fue instrumentada por dos normativas de Cavallo, que se remontan al tumultuoso 2001. El decreto 1402/2001 fijó dos categorías: la primera incluía a jubilados, planes sociales y asalariados, con el 5 por ciento de devolución. Mientras que la segunda alcanzaba a “los sujetos no comprendidos en la categoría anterior, con el 3 por ciento”.

Por otro lado, el segundo decreto (1548/01) amplió el alcance de la normativa al incluir las locaciones de obra y de cosas muebles dentro de los beneficios. Los montos comprendidos corresponden a operaciones en el territorio nacional, por importes inferiores o iguales a los 1000 pesos.

Tal cual se estableció originalmente, en el artículo 2 de la nueva prórroga se aclara que quedan excluidos del beneficio “los pagos correspondientes a compras de combustibles líquidos y gas natural”.

Ya en la presidencia de Néstor Kirchner y con Roberto Lavagna como ministro de Economía, el Ejecutivo amplió este beneficio para incluir a las compras efectuadas con las tarjetas de crédito, aunque en ese caso la devolución del IVA alcanzaba al 3 por ciento. Sin embargo, este beneficio terminó el 31 de diciembre de 2007. Según las explicaciones del Gobierno, el uso de tarjetas de crédito sólo repercutía en los sectores más altos de la sociedad, por lo que las devoluciones resultaban menores que las de los débitos.