El ministro de Economía, Amado Boudou, se reunió con inversores institucionales ayer para afinar la propuesta del canje de deuda y el día anterior lo había hecho con el Barclays, uno de los tres bancos encargados de instrumentarla. Con la posibilidad cada vez más remota de contar con el Fondo del Bicentenario para cumplir con los vencimientos financieros de este año, Economía se apura por presentar lo antes posible la reestructuración de los títulos públicos que se encuentran aún en default. La apuesta es que el resultado –que esperan tenga un alto grado de adhesión– logre una importante reducción de las tasas de interés para que el Gobierno pueda salir a buscar financiamiento en el exterior y así equilibrar sus finanzas.

Si bien depende de la respuesta de la Securities and Exchange Commissions (SEC, órgano regulador estadounidense) sobre el prospecto argentino para comenzar con el canje, en Economía pretenden tener todo listo para no dilatar la salida al mercado. Los asesores del secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, intensificaron el ritmo de trabajo, mientras continúa judicializada la discusión por el uso de las reservas internacionales. “Nunca dejamos de trabajar en el tema”, señalaron a este diario en el entorno de Boudou. Sin embargo, hasta hace unos días la estrategia era dilatar hasta que el contexto local (precios de los bonos) fuera mejor.

Boudou recibió anteayer a representantes del Barclays. Este banco, junto con el Citi y el Deutsche, son los que diseñaron la propuesta original del canje y los que le aseguran al gobierno argentino el ingreso a la operación de 10.000 millones de dólares en títulos en default, el 50 por ciento del capital vencido. En los últimos días circularon versiones de que esa troika de bancos había desistido de aportar los mil millones de dólares que prometió al Gobierno. El monto no responde a un porcentaje respecto de la adhesión al canje sino que es parte de las condiciones para que la operación se cristalice. Pero Boudou escuchó del Barclays que “todo sigue viento en popa”, ralataron desde su entorno.

Con la confirmación de la aseguradora estadounidense, el ministro Boudou y el secretario Lorenzino se reunieron ayer en el Palacio de Hacienda con un grupo de inversores institucionales. El convite sirvió para afinar algunos pocos detalles, aunque tuvo un carácter más simbólico: afianzar la relación entre las partes para salir rápido al mercado. “La idea es ponerse de acuerdo para, en cuanto aparezca la aprobación de la SEC, iniciar el road show”, explicaron. En este caso queda todavía por definir cómo se instrumentará la mecánica del bono adicional que los grandes inversores tendrán que suscribir (por los mil millones).

La propuesta inicial acercada por el grupo de bancos incluirá bonos Descuento, un cupón atado a la marcha de la economía y un título a siete años y a una tasa del 9,5 por ciento por los servicios impagos a partir de 2005. En el caso de los minoristas contempla, adicionalmente, la posibilidad de que el cupón PIB por los intereses acumulados impagos desde 2005 tenga una duración de sólo tres años. Los retails podrán además suscribir bonos Par (sin quita). Los plazos para suscribir también serán distintos: 15 días para los grandes y un mes para los retails.

A pesar de que en Economía no quieren hablar de un “Plan B”, el apuro por anunciar el canje es una respuesta a la imposibilidad de contar con el respaldo del Fobi antes de la operación. De todos modos, Boudou volvió ayer a defender el uso de las reservas y se manifestó optimista en que se conseguirá la aprobación necesaria. “El objetivo del Fondo del Bicentenario es un uso más eficiente de las reservas y, como verán, digo ‘es’ y no ‘era’”, jugó ayer el ministro en un discurso que ofreció ante un grupo de gerentes de las principales empresas del país.

Boudou afirmó que la estrategia para volver a los mercados internacionales contempla el tratamiento con los holdouts, un acuerdo con el Club de París y relaciones “maduras y serias” con el FMI. En esa estructura, la creación del Fobi permitirá, de acuerdo con su razonamiento, crear la condiciones óptimas (baja del riesgo país) para que ese proceso sea exitoso.