Viernes, 26 de febrero de 2010 | Hoy
ECONOMíA › LOS GRANDES EMPRESARIOS SE DESENTIENDEN DE LA INFLACION
“Los empresarios no somos responsables de la inflación. El problema son las políticas macroeconómicas”, aseguró a Página/12 el presidente de AEA, Jaime Campos. Para el titular de la CAC, Carlos Wagner, es porque “hay más gente comprando alimentos”.
Por Cledis Candelaresi
“Los empresarios no somos responsables de la inflación. El problema son las políticas macroeconómicas.” La sentencia ante Página/12 de Jaime Campos, presidente de la Asociación Empresaria de la Argentina, es una nítida síntesis del pensamiento patronal sobre el problema de la suba de precios, frente al cual los empresarios se plantean como víctimas y no como victimarios. Si los precios suben, caen las ventas, se lamentan casi a coro para deslindar cualquier responsabilidad en el fenómeno. De ahí que los líderes de los distintos sectores especulen con hacer algún “planteo” al Gobierno para que sea la Casa Rosada la que les ponga cepo a los aumentos.
Para el titular y vocero de AEA, el problema “son las políticas macroeconómicas”. De otro modo, no se explicaría por qué países vecinos “como Perú, Uruguay o Chile crecen sin un proceso inflacionario. Y aun administrados por gobiernos de izquierda como Lula (Da Silva) o (Michelle) Bachelet”, acota Campos, para quien la suba de precios tiene un efecto nocivo porque termina aplastando el consumo.
“La inflación es un resultado explicado por la ausencia de otras medidas”, sostuvo en declaraciones radiales Héctor Méndez, titular de la Unión Industrial Argentina. Existe la convicción de que los precios suben no por la decisión de empresas con posición dominante en el mercado, sino porque hay un conjunto de bienes y servicios que están en alza por “una cuestión de expectativas”, nómina que incluiría desde combustibles a seguros. En el Gobierno, en cambio, hablan de un “reacomodamiento” coyuntural de precios, explicado por el afán de los formadores de incrementar su margen de utilidades.
En el almuerzo del miércoles en Olivos, Ignacio de Mendiguren alcanzó a quejarse ante Cristina Fernández de Kirchner por el aumento en las cuotas de las Aseguradoras de Riesgo de Trabajo, que a juicio de los dirigentes fabriles tuvieron saltos que van desde el 50 al 100 por ciento. Para fundamentar su planteo, el empresario prometió a la Presidenta acercarle una lista con los valores y sus ajustes, para probar cómo saltan los costos industriales.
La inflación, como marco para tomar decisiones, preocupa a las empresas, que la interpretan como un fenómeno instalado, más allá de los picos estacionales en la carne y las verduras. Según registros privados, febrero cerraría con una suba en minoristas por encima del 2,5 por ciento y marzo ya tiene un piso de 1,7 de arrastre. Esta realidad da consistencia a los reclamos de recomposición salarial cercanos al 25 por ciento en el año: este andarivel de la carrera es el que pone más nerviosos a los hombres de empresa.
La Cámara Argentina de la Construcción contrató a Abeceb.com para que ilustre a sus miembros sobre el fenómeno, pero la idea fuerza expresada del trabajo acrecentó las dudas. El consultor Dante Sica apuntó a la expansión monetaria, argumento que a algunos le supo a poco. “No me parece –explicó el titular de la Cac ante Página/12–. Aunque entiendo que la existencia de más dinero en circulación presiona sobre los precios. Un problema son los millones de pesos de la asignación universal por hijo: hay más gente comprando alimentos”, especula Carlos Wagner, sugiriendo que el subsidio puede ser un motor inflacionario.
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