Viernes, 26 de marzo de 2010 | Hoy
ECONOMíA › DOCUMENTO DEL FENIX
Los integrantes del Plan Fénix se pronunciaron sobre el conflicto generado por el uso de las reservas para el pago de deuda. A través de un comunicado apoyaron esa decisión, así como la reapertura del canje de deuda. Pero en este último caso advirtieron sobre algunos de los riesgos potenciales que supone la operación. Además elogiaron la recuperación económica, pero alertaron sobre la inflación. Lo que sigue son algunos de los párrafos centrales del documento presentado ayer.
Economía. La actual coyuntura económica no evidencia síntomas de gravedad. En términos de nivel de actividad y del sector externo, la Argentina enfrenta en relativamente buenas condiciones la gran crisis mundial. Ello, además, a pesar de una sequía inédita. Indicadores macroeconómicos fundamentales, como el nivel de actividad y los saldos de los sectores público y externo, lucen tanto o más sólidos que los de otras economías latinoamericanas. Las perspectivas a corto plazo resultan también alentadoras, aunque no sugieran un camino totalmente despejado. La situación fiscal, si bien desmejorada con relación a 2008 por pérdidas de recaudación y por una política de corte expansivo, muestra a nivel nacional indicadores que perfilan una situación manejable. Esto no impide que se adopten con oportunidad y eficacia medidas necesarias para reequilibrarla, en el proceso de salida de la “fase baja del ciclo”. Por cierto, el reavivamiento de la inflación constituye un punto que requiere la máxima atención, dadas las tendencias de los últimos tres años y los visibles deslizamientos de hoy, en un marco de recuperación del ritmo de crecimiento.
Reservas. Los niveles de los pasivos actuales y la abundante disponibilidad de reservas permiten afectar sin riesgos mayores parte de ellas, a los fines de cubrir los servicios de la deuda; ello permite liberar recursos para expandir la demanda interna, en la medida en que ello sea necesario y viable, conforme la evolución del ciclo económico. Sin duda, esto implica atender la deuda con reservas; pero esta vía nada especial significa, toda vez que siempre la deuda pública denominada en moneda extranjera se atiende utilizando las reservas que la sociedad guarda en el Banco Central. El punto básico reside aquí en no reducir los recursos fiscales necesarios para una política contracíclica, oportuna en estas circunstancias, mal que les pese a los voceros del ajuste recesivo. Por otro lado, es menester que el Presupuesto General de la Nación sea adecuadamente reformulado, a fin de incorporar estas previsiones.
Canje. No es improcedente avanzar hacia una negociación que permita incorporar al canje la mayor cantidad posible de deuda pendiente (en manos de los holdouts), así como también renovar los vencimientos de capital. Los niveles actuales de deuda son claramente sostenibles, al representar cerca del 45 por ciento del Producto Interno Bruto. Es correcto en consecuencia renovar vencimientos, cuidando de no incrementar este porcentual. Es crucial, sin embargo, que esta negociación permita obtener tasas de interés compatibles con el crecimiento, similares a las que han obtenido otros países. El tratamiento que recibe hoy día la deuda del país en los mercados internacionales no refleja su mejor situación relativa. Si bien ha crecido el precio de los bonos argentinos, ante la expectativa de aprobación del canje de deuda por parte de la Comisión Nacional de Valores (SEC) de los Estados Unidos, las tasas de interés implícitas son aún muy elevadas, sobre todo en comparación con otros países de similar o peor desempeño macroeconómico. De aceptar la Argentina tales tasas, se estaría emitiendo una señal de insolvencia, que no encuentra justificación alguna. Sin duda, persisten gruesas fallas en la evaluación del riesgo, por parte del mercado financiero internacional.
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