La CGT y la UIA se reunieron ayer con el secretario de Industria, Eduardo Bianchi. Analizaron la reactivación de las negociaciones entre la Unión Europea y el Mercosur para alcanzar un tratado de libre comercio. El encuentro entre los bloques regionales realizado la semana pasada fue el primer contacto en la materia desde 2004, por eso no se alcanzaron acuerdos específicos, sino que se reestableció el diálogo. Los representantes del sector empresario y los trabajadores fueron convocados por el Gobierno a seguir de cerca los avances. En el encuentro, ambos sectores resaltaron la relevancia de la preservación del nivel de empleo local al momento de encauzar las negociaciones con los países europeos.

La UE llegó al relanzamiento de las negociaciones para el posible acuerdo en medio de una profunda crisis estructural. Por eso, la UIA y la CGT advirtieron sobre la posibilidad de que las economías europeas pretendan amortiguar el impacto de su caída colocando excedentes en el Mercosur. En el Ejecutivo no ignoran esa situación, pero señalaron a las partes que recién se trata del comienzo de las conversaciones formales y que todavía está lejos el acuerdo final.

Si bien las negociaciones para un posible acuerdo interbloque recién están relanzándose, el secretario general del Sindicato de Dragado y Balizamiento y directivo de la CGT, Juan Carlos Schmid, señaló que “no vamos a dejar de cuestionar un acuerdo que bajo el eufemismo de la cooperación esconda cláusulas parecidas o peores a las del ALCA”. En ese sentido, remarcó la necesidad de hacer un seguimiento de la evolución de las negociaciones.

En tanto, el secretario de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, advirtió sobre la posibilidad de que en medio de la recesión europea un acuerdo comercial habilite un aluvión de productos de ese origen que erosionen el comportamiento. A su vez, ambas partes expresaron su respaldo a la política comercial llevada adelante por el Gobierno.

Todavía no se discutió qué sectores serán contemplados, pero en la Cancillería apuntan que la iniciativa podría alcanzar la liberalización del 86 por ciento del comercio interbloque en un período de diez años, por eso tanto la UIA como la CGT miran con cautela el posible tratado. Los países sudamericanos reclaman mayor apertura comercial para los productos agrícolas y agroindustriales protegidos por altos aranceles, medidas paraarancelarias y elevados subsidios. Los europeos apuntan a la liberalización del comercio en los sectores industriales, fundamentalmente en la cadena automotriz.

Para llegar a los niveles de apertura que se están conversando los países del Mercosur deberán realizar un sacrificio mucho mayor. A su vez, distintos especialistas advierten que la medida podría impactar negativamente en distintas industrias de la región, profundizar la especialización en la producción de materias primas con bajo valor agregado y resentir los niveles de empleo. De todas formas, desde la mesa chica de las negociaciones aseguran que se protegerá a los sectores más débiles y los puestos de trabajo. Además, sostienen que mejorará el “clima de negocios”. El secretario de Industria invitó a las instituciones a participar de las próximas negociaciones bilaterales.