Domingo, 17 de abril de 2011 | Hoy
ECONOMíA › AMADO BOUDOU, DESDE WASHINGTON, ASEGURA QUE SE ABRE UN NUEVO ESCENARIO PARA EL DEBATE DE LA ECONOMIA MUNDIAL
En la reunión de ministros del G-20 y en la Asamblea conjunta del FMI y el Banco Mundial aparecen reflejados algunos de los debates planteados por Argentina hace ya largo tiempo. Regulaciones y políticas activas, entre ellos. Entrevista con el ministro de Economía.
Por Roberto Navarro
“Las principales potencias del mundo le están dando el certificado de defunción al consenso de Washington y ahora se abrió un debate sobre la economía que viene”, sentenció el ministro de Economía, Amado Boudou, en una entrevista telefónica con Página/12 desde Estados Unidos, donde participó de los debates de la reunión de ministros de Finanzas del Grupo de los 20 y, desde ayer, en la Asamblea Anual de Primavera del FMI y el Banco Mundial. El ministro de Economía, Amado Boudou, definió en estos términos la discusión que se dio entre los miembros del Grupo de los 20 en el marco de la Asamblea Anual de Primavera del FMI. Uno de los temas centrales en debate fue el alza de precios de los commodities. “Si las potencias quieren paliar el hambre en los países pobres que les ayuden a generar empleo”, subrayó Boudou. Con respecto al nuevo índice nacional de precios al consumidor, precisó que se realizará una nueva encuesta de gastos y que el instrumento que surja se utilizará para los bonos atados al CER.
–¿Cómo se sitúa hoy la experiencia económica argentina frente al debate económico mundial?
–El debate por el modelo que venimos dando en Argentina desde hace siete años está instalado en el mundo. Las principales potencias del mundo le están dando el certificado de defunción al Consenso de Washington. Una idea que comenzó a morir en Mar del Plata, cuando el Mercosur, de la mano de Néstor Kirchner, le dijo que no al ALCA (Asociación de Libre Comercio de las Américas). El tema es lo que viene. Argentina viene pujando por un modelo de inclusión a escala internacional. Y en esta reunión vimos que cada vez hay más países que se suman. Incluso dentro del mismo FMI hay quienes sostienen que las crisis en países como Egipto o Libia tienen que ver con que no se tuvo en cuenta la cuestión social.
En reuniones anteriores ya veníamos conversando con distintos países sobre la necesidad de sumar a los informes anuales de los organismos, en los que sólo se aportan datos macroeconómicos, otros elementos que tienen que ver con registros sociales, laborales y educativos. En esta oportunidad, acordamos plantearlo en la reunión del Fondo. España, Sudáfrica, Australia, Brasil y Argentina mantuvieron un discurso uniforme.
–¿Con qué argumentos defendieron ese criterio de ampliar los elementos de evaluación?
–En que es muy importante incorporar en la discusión variables que no sólo tengan que ver con lo financiero, sino también con cuestiones de trabajo y sociales. Es indispensable incorporar variables educativas en el análisis. Tienen que ver con el crecimiento del capital humano, con uno de los principales problemas que enfrentan los países en el mercado laboral, que es la creación de trabajo para los grupos poblacionales más jóvenes que se incorporan al mercado laboral. Si no se gasta en educación, si no se crean puestos de trabajo, si no hay movilidad social, los crecimientos no son sustentables. Hoy está claro que el Consenso de Washington está muerto y que está surgiendo un mundo más multipolar, que da espacio a nuevas discusiones.
–¿En qué punto está la discusión sobre el precio de los commodities?
–Hay un intento de que haya stocks de intervención para bajar los precios en los momentos de mayor alza. Nosotros dijimos que si hay una alta volatilidad de precios, no tiene que ver con la economía real, sino con la especulación financiera. Ahí sí estamos de acuerdo en trabajar en la regulación de derivados y futuros. De ninguna forma puede ponerse como excusa para intervenir el mercado de commodities el hambre, que ya existía antes de esta tendencia. Podemos trabajar en transferencia tecnológica con los países pobres. Las grandes economías han fracasado en colaborar en la creación de empleo en estos países, que es la única forma de que no haya hambre. Es un argumento hipócrita de las potencias pedirnos regular el precio de los commodities para salvar del hambre a los países pobres.
–¿Cuál es su opinión sobre el documento del FMI que volvió a hablar sobre la inflación en Argentina?
–Es llamativo que se hable sobre los precios en Argentina como si ése fuese el principal problema que vinimos a tratar. El problema es el déficit fiscal de Estados Unidos, que este año volverá a ser del 10 por ciento de su PBI. El problema es su fuerte tasa de emisión monetaria. También los problemas de deuda de muchos países que hasta hace poco eran considerados modelos. Hoy el problema de la deuda en el mundo es más severo que cuando lo tenía Latinoamérica. Van a seguir apareciendo países que no podrán afrontar sus pasivos.
–¿Y con respecto a la recomendación de bajar el gasto público en Latinoamérica?
–La discusión sobre si hay que levantar el pie del acelerador estuvo presente. La incorporación de más y mayores consumidores en la región no es del todo bienvenida en el Norte. Piensan que eleva el precio de los commodities. Quieren que tengamos menos tasas de crecimiento. Esa es una idea que encuentra eco en países como Chile, Colombia y México. La idea de utilizar recursos para crear fondos anticíclicos no tiene sentido, porque los activos en los que ahorraríamos perderían valor en el momento de una crisis. Nosotros decimos que es el momento en que más hay que acelerar, porque necesitamos incluir a toda la sociedad. Cuando hablan de bajar el gasto, hablan de ajuste. Lo que nosotros sí decimos es que es importante diferenciar la calidad del gasto público. Y esa calidad del gasto público es una de las bases del éxito del plan kirchnerista. En 2002 el gasto en infraestructura fue de 2000 millones de pesos y este año vamos a superar los 60 mil millones de pesos. Eso es inversión para el crecimiento. Por otra parte, un ajuste en nuestros países no va a frenar el precio de los commodities, como afirma el documento del Fondo. Y no nos va a permitir que solucionemos los que estamos solucionando. A nosotros nos fue bien así y no vamos a cambiar.
–¿El gobierno argentino va a aceptar volver a las revisiones periódicas que exige el FMI a sus miembros en su reglamento?
–Algún día vamos a volver a cumplir con el artículo cuatro. La Presidenta decidirá cuándo es el momento adecuado. Pero nuestra relación con el FMI siempre va a tener que ver con los aspectos técnicos. Las decisiones políticas se toman en Argentina. La fortaleza de la Presidenta para tomar decisiones en momentos difíciles, cuando todos decían que había que seguir con la ortodoxia, demostró que tenemos que hacer lo que nosotros pensamos que es mejor para el país. Se ayudó a las empresas a mantener las inversiones, a los consumidores con planes de compra, mantuvimos los encajes a los capitales especulativos. Vemos muchos países que hoy están mal por no seguir el camino correcto y a otros que crecen y no generan empleo. Acá el tema es que Washington tiene una burocracia que lleva 50 años y trata de que mantener su influencia para seguir vigente, después de que se demostró su impericia. Hablan del hambre en Africa muy cómodos desde la capital del imperio.
–¿Ya analizaron las recomendaciones del FMI para el nuevo índice de precios nacional?
–Las recibió el Indec. La semana que viene ya vamos a trabajar en el tema. Pero es importante recalcar que se trata de un trabajo muy importante y que va a llevar tiempo. El índice nacional va a reemplazar al actual, que sólo toma en cuenta el área metropolitana. Va a ser un trabajo a fondo, con intervención de las provincias, para que surja un índice con un fuerte consenso. Hay que hacer un nuevo relevamiento del gasto de los argentinos, que ha variado significativamente gracias al buen momento económico que vive el país hace siete años. El índice servirá para el CER y para todos los contratos del país.
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