Jueves, 11 de agosto de 2011 | Hoy
ECONOMíA › CONFLICTIVIDAD EN LAS ECONOMíAS REGIONALES
Los productores independientes de peras y manzanas de la Norpatagonia cortan rutas con los reclamos de los exportadores. Un caso testigo para la gestión de la política económica.
Por Claudio Scaletta
Los productores de peras y manzanas iniciaron protestas sobre las rutas de la región del Alto Valle de Río Negro y Neuquén. Los tractores cortando el paso no dejan de ser un triste recuerdo de la movida agropecuaria de 2008. Con tino mediático, un grupo de chacareros se desnudó ante la seccional local de la AFIP, logrando con el creativo aunque bizarro espectáculo una rápida repercusión nacional. Pero el dato destacado es que los pedidos de los productores independientes resultan muy similares a los de los exportadores sojeros.
La prensa hegemónica local, vinculada accionariamente con el capital exportador, no suele priorizar los reclamos de los chacareros, pero notablemente hace semanas que los mantiene en primera plana. Sucede que los productores cortan las rutas con un petitorio de reclamos que, a la cabeza, lleva las medidas históricamente reclamadas por los exportadores: baja de retenciones y aumentos de reintegros de impuestos (por exportaciones) y reembolsos (por puerto patagónico). A ello suman un mix clásico de subsidios directos, obviamente “no reintegrables”, de 1000 pesos por trabajador vía ProRePro (Ministerio de Trabajo), que la AFIP ignore sus deudas, baja de cargas laborales y gasoil más barato, entre otros puntos.
Las demandas y los cortes de ruta no pueden dejar de contrastarse con los aportes realizados por el gobierno nacional en los últimos dos años: 55,9 millones de pesos en 2009 fundamentalmente para financiar labores culturales, sanidad, apoyo vía ProRePro; otros 66,6 millones en 2010, entre los que se destacan 24,4 millones destinados a galpones de empaque y cámaras de frío entregados a algunos municipios, que a su vez los transfirieron a cooperativas de productores para su gestión, y 45 millones más en lo que va de 2011. Un total de 167,5 millones de pesos aportados por los ministerios de Trabajo (ProRePro) y Agricultura (todo lo demás).
Para comprender similitudes y diferencias con la Pampa Húmeda, se destaca que los chacareros que cortan rutas y se desnudan no exportan, sino que entregan la fruta que producen a los empacadores-comercializadores, generalmente en consignación y sin contrato. Los exportadores son tomadores de precios en el mercado internacional, aunque la transnacionalización del capital motivó que buena parte del negocio sea hoy controlado por multinacionales vinculadas con el capital supermercadista europeo y fondos de inversión. Los precios internacionales son record, aunque éstos no evitaron la queja permanente, esta vez por los costos. En este marco, no son pocos los chacareros que ya sufrieron cortes en los pagos mensuales a cuenta de las “liquidaciones” que reciben al final de la temporada. Esto es así porque hacia abajo, el control de activos estratégicos (empaque y frío para un producto perecedero) le permite al capital comercializador funcionar en forma cartelizada en la determinación del precio que paga al productor independiente por su fruta.
Esta situación, entre otras, motivó una tendencia histórica: la expulsión continua de productores independientes del circuito. Por las mismas razones, los chacareros son la variable de ajuste en los períodos de contracción del negocio, sin que por ello participen del auge de las expansiones. Dicho de otra manera: los productores que cortan rutas no le venden su fruta al gobierno al que hoy le reclaman, sino a las empresas. La Federación de Productores de Frutas de Río Negro y Neuquén demanda las mismas medidas que históricamente demandaron los exportadores. Los exportadores lograron hacerles creer a los chacareros, su fuerza de choque en las rutas, que la culpa de sus penurias son el 5 por ciento de retenciones (que queda en cero por ciento con los reintegros). Olvidan que a fines de 2008 el gobierno nacional bajó las retenciones del 10 al 5 por ciento, a cambio de nada al interior del circuito, y que nada de este diferencial llegó a los productores.
A este panorama se agrega un dato adicional. Cuatro ministerios nacionales, Agricultura, Trabajo, Producción y Economía, integraron un “Observatorio de precios” para encontrar los “verdaderos números” del negocio. Había razones de sobra para generar números propios y no creerles a empresarios que no dejaron de quejarse ni siquiera durante la inmediata post devaluación, años en que gozaron de un colchón cambiario. El punto es que el “Observatorio”, quizá por limitaciones técnicas del propio Estado, fue operado por los actores locales y llegó a los mismos números que los que antes no se creía a los empresarios.
Del panorama, complejo por sus múltiples interacciones, surgen algunas conclusiones:
- Gastar casi 170 millones en una economía regional no garantiza que se eviten los reclamos.
- Otorgar beneficios al capital exportador (baja de retenciones de fines de 2008) no garantiza la mejora de la distribución del ingreso al interior del circuito. Tampoco el fin de la conflictividad, hacia adentro y hacia afuera.
- La reducción del diferencial cambiario será una creciente fuente de demandas y conflictos en las economías regionales exportadoras, en particular en las que buena parte de su valor agregado es trabajo, principal diferencia de la Norpatagonia con la Pampa Húmeda.
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