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Roberto Lavagna dijo que ayer concluyeron las tareas de evaluación de las cuentas fiscales que, durante las últimas dos semanas, realizó una misión del Fondo Monetario. Sin embargo, mediante un comunicado, el ministro de Economía afirmó que los resultados de esta visita recién se conocerán la semana próxima, después del ballottage.
“Los funcionarios del Fondo se están yendo hoy (por ayer), pero cualquier anuncio va a ser recién la semana que viene. Esta es una semana de elecciones y hemos pensado que era más conveniente dar por terminadas las últimas cosas”, sostiene el escueto comunicado difundido por Economía.
Lo que reclama el Fondo y el gobierno de Duhalde no le pudo dar, a esta altura no es ningún secreto. En primer lugar, el FMI presiona para que no se prorroguen más las ejecuciones bancarias. Más concretamente, Washington pretende que el Presidente vete la nueva prórroga por 90 días que aprobó la semana pasada el Congreso. Al respecto, ayer el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, declaró que “la cuestión aún no fue analizada en profundidad por el Gobierno”, como una forma de salir del paso y esquivar los aprietes. Sin embargo, la posición de Duhalde no es sencilla. En menos de dos semanas abandona el gobierno y Néstor Kirchner manifestó públicamente que él no vetará ninguna prórroga de las ejecuciones.
El resto de la lista de condiciones del Fondo caerá sobre el escritorio del nuevo presidente, apenas asuma: la multimillonaria compensación a los bancos por la pesificación asimétrica, la apertura al capital privado de los bancos públicos, y más ajuste fiscal, entre otros temas.
Por otro lado, Lavagna también admitió ayer que se pagó al Banco Mundial (BM) el vencimiento de una obligación por 795 millones de dólares. De esta forma, el próximo 22 de mayo el directorio de la entidad podría aprobar el desembolso de un nuevo préstamo por unos 500 millones de dólares destinado al rescate de las cuasimonedas provinciales.