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El intercambio comercial con Brasil sufrió este año una merma vinculada en mayor medida con la caída en las importaciones. La dinámica de las compras al país vecino mostró el mismo signo que la variación del total de las importaciones. Sin embargo, la caída de los productos brasileños, del 18 por ciento, fue mucho más pronunciada que el 7 por ciento general. Ese resultado produce malestar entre los empresarios del país vecino y se debe a varios factores, de los cuales uno es la política comercial, pero no el más relevante. La desaceleración económica tracciona a la baja a las importaciones, pero al estar buena parte de los despachos desde Brasil focalizados en el sector automotor y siderúrgico, la caída de esos sectores en la economía local tuvo un impacto fuerte. Por su parte, las exportaciones a Brasil cayeron un 4 por ciento.

El resultado comercial bilateral para Argentina se relaciona en forma inversa con la actividad industrial: cuando la manufactura mejora, el saldo empeora. En el acumulado del año, el déficit bilateral para Argentina llega a 1320 millones de dólares, que implica una baja anual muy importante en relación con los 4031 millones de 2011. Octubre reflejó una caída del 11 por ciento en las compras de Argentina, a diferencia del alza de 10 por ciento en las ventas a Brasil. Esa dinámica permitió que el saldo negativo se haya reducido a sólo 92 millones de dólares para Argentina, cuando un año atrás fue de 451 millones. Las importaciones sumaron 1737 millones y las exportaciones, 1645 millones de dólares.

El principal rubro de importación desde Brasil es bienes intermedios, que cayó 16 por ciento en el acumulado del año, por la baja del mineral de hierro que vende la minera Vale a la industria siderúrgica local, particularmente Siderar y Acindar. Ese sector se vio perjudicado por la retracción de la construcción y la situación del sector automotor, que cerraría el año en niveles de producción similares a 2011.

El segundo segmento de mayor peso en las importaciones es piezas y accesorios para bienes de capital, que bajó 16 por ciento, donde se destacan las autopartes. La desaceleración que en general registró el sector supuso menor producción de autos y, por lo tanto, demanda de piezas. “Además, en el primer semestre jugó la restricción comercial, por lo cual el mercado local se consumió todo el stock acumulado. Esto no afectó a la industria, pero sí se notó en la falta de repuestos en posventa”, explicó a este diario Dante Sica, director de la consultora Abeceb.com.

Hay ciertas autopartes que se registran en bienes de capital, que bajaron 28 por ciento, motivado también por bombas centrífugas y partes de maquinaria agrícola. En bienes de consumo, que bajaron el 20 por ciento, el control comercial jugó un papel importante. Empresarios brasileños se quejan de que China ganó espacio en el mercado nacional, aunque los datos matizan el análisis. De enero a octubre, la compra de esos productos al país asiático bajó un 19 por ciento, casi igual que la merma desde Brasil.

La diferencia está en bienes intermedios y piezas y accesorios para bienes de capital, que contabiliza las partes de los electrónicos que se ensamblan en Tierra del Fuego. Según información del Banco Central, en el tercer trimestre se registraron cerca de dos mil operaciones por importaciones desde Brasil por 321 millones de dólares a través del sistema de pagos en moneda local, 32 por ciento más que en 2011.

Las exportaciones a Brasil se destacan por escapar del patrón basado principalmente en productos primarios y manufacturas del agro. Más de dos terceras partes de las ventas es manufacturas industriales, en particular de autos, aunque también productos químicos, plásticos, metales comunes y material eléctrico. En el curso del año, las ventas al país vecino bajaron cuatro por ciento. Otro importante producto de exportación son los cereales, especialmente trigo, que asciende en el año a 1450 millones.