Anne Krueger tuvo interminables encontronazos con Néstor Kirchner durante su mandato interino del Fondo Monetario Internacional entre 2004 y 2007. “Es una suerte que se vaya. Debió irse antes”, dijo Kirchner al enterarse de la partida de Krueger allá en abril de 2006. Paradojas de la historia, hoy Krueger está en el mismo bote que el gobierno de Cristina Fernández en relación con la larguísima saga de los fondos buitre.

En declaraciones a Financial Times de Londres, Krueger señaló, antes de que se conociese el fallo de la Cámara de Apelaciones, que es esencial que se revoque el dictamen del juez Thomas Griesa para evitar el negativo impacto que tendría en el sistema financiero internacional. “A menos que se revoque este fallo, se abrirá una caja de Pandora que habrá que arreglar de alguna manera”, señaló Krueger. La ex directora interina del FMI, que enseña hoy Economía en la Universidad estadounidense Johns Hopkins, estimó que el dictamen representa “una clara erosión de la inmunidad soberana” que atizará nuevas acciones de los fondos buitre. “No creo que haya una revolución. Pienso que hay suficiente gente interesada en mantener el statu quo. Pero esto tendrá un impacto”, señaló Krueger.

El tema preocupa en los centros financieros. En el medio de la crisis de la deuda soberana de varios países de la Eurozona y el horizonte posible de una reestructuración de la deuda de uno o varios de los Piigs (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España) el fallo de Griesa puede sentar un peligroso precedente que disuada a los acreedores de entrar en una negociación con claros riesgos para el atribuladísimo sistema financiero internacional.