Las ventas minoristas registraron una caída de 7,2 por ciento en marzo respecto del mismo mes del año pasado, mientras que acumularon un retroceso del 5,8 por ciento en el primer trimestre de 2014. Así lo informó ayer CAME, la entidad que agrupa a la mediana empresa. La devaluación del 20 por ciento de enero, el incremento de las tasas de interés, el aumento desmedido de precios por parte de los comerciantes y el escenario de inestabilidad de las primeras semanas del año afectaron las decisiones de consumo de la población, al tiempo que impactaron en el ingreso disponible de sectores medios y bajos de la sociedad. El esquema de Precios Cuidados, para limitar remarcaciones abusivas de los comerciantes, el aumento de jubilaciones y el anuncio del plan Progresar fue la respuesta del Gobierno para moderar la caída de demanda.

“Es el tercer mes consecutivo en que las ventas se desploman, ante una demanda que muestra algunos síntomas de debilitamiento, y que a la vez se mantiene expectante esperando que los precios de algunos productos se acomoden, o que vuelvan las facilidades de financiamiento”, apuntó el informe de CAME, que en cambio no menciona los aumentos abusivos de precios. Agregó que la contracción de la demanda de marzo fue la más fuerte desde octubre de 2009, cuando el estallido de la crisis financiera internacional provocó una fuerte desaceleración de la economía local y del resto de los países más pujantes de la región.

El detalle del informe de CAME precisó que todos los rubros de la canasta de bienes y servicios que releva la entidad registraron fuerte caída en marzo respecto del año pasado. El segmento inmobiliario computó el peor desempeño de la medición, con una disminución del 19,8 por ciento. En electrodomésticos verificó una merma de 16,4 por ciento: neumáticos, del 9,6 por ciento; muebles de oficina, una baja del 8,8; materiales para la construcción, 8,6; textil e indumentaria, 7,6; ferretería, 7,3; muebles para el hogar, 7,3; y juguetería y artículos de librería, 6,1, entre otros.

La entidad empresaria indicó que esta caída del consumo, a diferencia de lo que ocurrió en meses anteriores, se asoció con la menor cantidad de recursos de la población para gastar en bienes y servicios. “El resultado de las ventas preocupa a los empresarios del sector minorista porque la población ya no se refugia en otros activos (dólar, acciones, bonos). Se trata de un recorte de consumo, donde quedan de manifiesto los problemas de ingresos que están enfrentando las familias”, dijo CAME. Agregó que “los rubros que lanzaron promociones y ofrecieron descuentos significativos en determinados productos tuvieron mejor recepción del público y mostraron menores tasas de caída interanual”. También destacó que, en productos de consumo masivo, la demanda se refugia en los incorporados en el programa de Precios Cuidados.

El informe de CAME elude uno de los elementos clave que explican la caída relativa en la capacidad de consumo de la población, que es el aumento desmedido de los precios por expectativas de devaluación mayor a la que efectivamente se concretó. Este aspecto, que tiene que ver con el comportamiento de las empresas comerciales y la falta de corrección hacia abajo de los precios cuando se aquietó el mercado cambiario, no es abordado por el informe.

Las firmas comerciales mostraron una tendencia a remarcar de forma abusiva los productos, con el objetivo de protegerse de posibles incrementos del costo de su mercadería. La posibilidad de aprovechar el escenario de incertidumbre para dolarizar las ganancias también fue otro factor que potenció el salto del proceso inflacionario. En enero y febrero, el índice de precios nacional urbano del Indec acumuló una inflación de 7 por ciento. La apuesta del Gobierno para moderar el proceso inflacionario en lo que resta del año y evitar un impacto mayor en materia distributiva tiene un eje central en el programa Precios Cuidados.

Otro elemento que se espera pueda dar mayor impulso al consumo de la población será el financiamiento a la producción y a las ventas a plazo a tasas más moderadas que las establecidas para atender las tensiones del frente externo. Pero, principalmente, la recuperación del nivel de demanda debería estar dada por la actualización de salarios tras las negociaciones paritarias y la normalización de los precios sin ajustes periódicos injustificados.