“No hay medidas de restricción a las importaciones.” Ese fue el mensaje que le transmitió ayer el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, al titular de la cámara de importadores CIRA, Diego Pérez Santiestaban, durante un breve diálogo telefónico. Los importadores afirman desde el jueves que algunos de sus asociados no consiguen girar las divisas necesarias para pagar sus compras al exterior. En la autoridad monetaria reconocen que desplegaron una política de administración comercial-financiera más activa pero aseguran que no afecta el ingreso de los productos y tampoco pone en riesgo la cadena de pagos. “No se frena el ingreso de ningún producto, se trata de una cuestión netamente financiera referida al cómo y el cuándo del giro de los dólares al exterior”, explicó un directivo del BCRA a Página/12.

Vanoli y las autoridades de CIRA postergaron hasta el próximo lunes una reunión programada para ayer. El titular del Banco Central y Santiesteban acordaron encontrarse con sus equipos técnicos a comienzos de la próxima semana para “analizar la evolución del acceso al mercado de cambios por parte de los sectores vinculados al comercio exterior”.

Durante el primer trimestre del año los ingresos de divisas por exportaciones son escasos y el flujo de dólares comienza a recomponerse a partir de marzo-abril con la liquidación de la cosecha gruesa. Hoy el mercado cambiario no exhibe las tensiones experimentadas doce meses atrás, pero tampoco atraviesa una situación de holgura.

La liquidación promedio de exportaciones durante los primeros días de febrero se redujo significativamente en relación con los registros de enero. Si a lo largo del primer mes de 2015 ingresaron 70 millones de dólares diarios, la cifra cedió hasta 40 millones por día en lo que va de febrero. A las restricciones estacionales para la llegada de dólares y la volatilidad internacional, se suma la decisión del Gobierno de mantener la venta de moneda extranjera para atesoramiento y la demanda de divisas por turismo. Esas ventanillas representan una suma diaria significativa. Sólo entre el lunes y el jueves se vendieron 175 millones de dólares para tenencia.

La debilidad en la llegada de dólares comerciales es compensada por el frente financiero. El swap de monedas acordado con el Banco Popular de China –la semana pasada se activó un nuevo tramo por 400 millones de dólares– y el de-sembolso del primer tramo del financiamiento pactado con el gobierno chino para la construcción de dos represas hidroeléctricas en la provincia de Santa Cruz por 287 millones de dólares ofrecen un respaldo adicional para la administración del mercado cambiario. El próximo lunes ingresarán a las reservas los 500 millones de dólares resultantes del endeudamiento de YPF en el mercado internacional. Ayer el stock contabilizó 31.266 millones de dólares, un aumento de 31 millones en relación al día anterior.

En ese escenario de menor holgura, el Banco Central comenzó a “administrar el grifo” para los importadores. “El abastecimiento de divisas a los importadores se ampliará gradualmente, en la medida en que se reduzcan los factores estacionales que moderan las liquidaciones provenientes de los exportadores”, afirmaron a este diario desde el BCRA. Desde la autoridad monetaria enfatizaron que la discusión en cuestión no se vincula al ingreso físico de los productos –eso depende del sistema de Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación a cargo de la Secretaría de Comercio– sino a los plazos de pago de esos envíos.

“El Banco Central mantendrá una adecuada administración del mercado de cambios, a los efectos de garantizar la estabilidad cambiaria y financiera, en un contexto de gran volatilidad proveniente del escenario internacional”, afirmaron ayer desde la autoridad monetaria. “No hay ninguna restricción, pretendemos dialogar con los importadores para que más empresas busquen formas de ampliar los plazos de pago. Hay que establecer criterios y prioridades con el objetivo de evitar abusos como los adelantos de los desembolsos”, indicaron en el equipo de Vanoli. En CIRA expresaban ayer su buena predisposición al diálogo y recordaban que el año pasado un grupo de grandes importadores accedió a trabajar con sus casas matrices y proveedores para diferir los pagos del período hasta 120 días para aliviar las tensiones estacionales del verano.

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