ECONOMíA
Los bancos no prestan y piden que el Estado bobo salga al rescate
Durante la década del 90, el sistema financiero registró utilidades elevadas prestando al Estado a tasas altas. Ahora, se quedó sin ese negocio y reclama el auxilio público.
Por Claudio Zlotnik
Hasta el estallido de la crisis de 2001, el Estado fue uno de los clientes más importantes de los bancos. Su endeudamiento constante se convirtió en la gallina de los huevos de oro para los financistas. Ahora que el sector público redujo al mínimo la colocación de títulos de deuda, los banqueros volvieron a golpear las puertas de los despachos oficiales para que el Estado les garantice el negocio.
De acuerdo con lo relatado a Página/12 por fuentes oficiales, distintas comitivas de banqueros recorrieron, en las últimas semanas, los pasillos del Banco Central y del Palacio de Hacienda para reclamar medidas. Algunas de ellas son polémicas ya que, de concretarse, volverían a colocar al Estado como salvador de negocios de las entidades financieras. Para efectuar los pedidos se basan en los resultados negativos del sistema: en conjunto, los bancos registran pérdidas de unos 200 millones de pesos mensuales.
Los reclamos más polémicos son los siguientes:
- Que el Banco Central asegure su rol de prestamista de última instancia comprando cartera crediticia morosa de las entidades. A cambio de recibir esos fondos, ya sea en efectivo o mediante la emisión de nuevos títulos públicos, los bancos se comprometerían a lanzar préstamos de mediano y largo plazo. Este programa iría un paso más allá del salvataje a los deudores hipotecarios en mora, ya aprobado en el Congreso. Si bien en ese caso se benefició a las familias que tomaron créditos y no pudieron seguir pagando, también les aseguró el negocio a las entidades: de ahora en más cobrarán con puntualidad los préstamos que no estaban recuperando. Un alto funcionario del Gobierno aseguró a este diario que el pedido de los banqueros sería rechazado.
- Bancarización compulsiva. Los bancos pretenden que operaciones que en la actualidad se realizan por afuera del sistema queden integradas. Por ejemplo, todos los servicios públicos (en la actualidad sólo una parte se abona a través de las entidades) y las acreditaciones de los planes Jefas y Jefes. Sobre este último punto, Roberto Lavagna admitió que la apertura de cajas de ahorro para los beneficiarios de esos programas asistenciales formaría parte del plan de devolución total del IVA para las compras realizadas por esa vía.
- Flexibilización de las normas prudenciales del Banco Central. Lo principal de este pedido refiere a la posibilidad de recategorizar a los morosos. Los banqueros quieren que se acelere el proceso de normalización de esos deudores, de manera de ampliar la base de empresas e individuos que son sujeto de créditos.
También pretenden reformular algunas regulaciones que impiden los préstamos a las pymes. Por ejemplo, que las empresas más chicas puedan ser sujetos de crédito aun cuando tengan deudas con la AFIP. La condición sería que las pymes se inscriban en un plan de facilidades de pago con el organismo. Si bien en la autoridad monetaria aseguraron a este diario que ese ablandamiento de las reglas está siendo analizado, y que cuenta con el respaldo del ministro Lavagna, también es cierto que el Fondo Monetario se muestra renuente a que se introduzcan nuevos cambios. De hecho, esta elasticidad a favor de las pequeñas y medianas empresas ya generó acaloradas discusiones entre los funcionarios y los técnicos del FMI que se encuentran en Buenos Aires.
- La oposición de los financistas al impuesto al cheque ya es conocida. Los banqueros aseguran que como ese gravamen incentiva las operaciones por afuera del sistema pierden negocios. Dicen que ese argumento debería importarles a las autoridades ya que la informalidad de la economía perjudicará al fisco.
Los reclamos de los banqueros se dan en el marco de la polémica con el Gobierno por la falta de crédito. Mientras los funcionarios se quejan porque esa ausencia amenaza la recuperación económica y piden bajas en lastasas de interés, los financistas se defienden. Aseguran que la oferta crediticia está asegurada. Y que lo que falla es la demanda.
Tanto en el Palacio de Hacienda como en el Central aseguran que existe un descalce entre el crecimiento económico y el mercado crediticio. No obstante, los funcionarios descartan que los balances negativos de los bancos impliquen ajustes de envergadura en el sistema, al menos en el corto plazo. Un funcionario cercano al ministro Lavagna dio cuenta de esa situación: “Una mayor concentración bancaria no parecería lo más razonable: el cierre de instituciones redundaría en despidos. Una situación inaceptable”, refirió el funcionario, en diálogo con Página/12.
Sin el sector público como generador de ganancias fáciles ni teniendo a las grandes empresas como demandantes de crédito, los banqueros quieren volver a tirar de la manga del Estado.