El Banco Central de Brasil intervino ayer en el mercado cambiario y el real se apreció 3,7 por ciento a 3,991 unidades por dólar. Durante la jornada la moneda brasileña había llegado a sumar una nueva caída, de un uno por ciento, hasta tocar los 4,24 pesos. Desde el gobierno de Dilma Rousseff advirtieron que estaban preparados para utilizar todos los instrumentos disponibles para reducir el retroceso del real derivado de los temores de los inversionistas sobre el futuro de la economía del país. Ayer el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) informó que el desempleo registró un nuevo avance en agosto y se ubicó en 7,6 por ciento, su nivel más alto para ese mes desde 2009.

Durante una inusual aparición en la conferencia de prensa tras el reporte trimestral del banco sobre la inflación, el presidente del BC brasileño, Alexandre Tombini, adelantó que no descartaba vender parte de las reservas de divisas del país, que ascienden a 371.000 millones de dólares, para calmar al mercado cambiario. La moneda acumula una depreciación de 54 por ciento en lo que va del año y desde septiembre pasado, cuando se inició la caída, un 71 por ciento, para ubicarse en su mínimo registro desde la implementación del Plan Real.

El titular del Central brasileño descartó realizar una suba en las tasas de interés para estabilizar a la moneda, asegurando que el organismo se apegará a su estrategia de mantener los costos del crédito en los niveles actuales durante un período largo.