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Puntualmente a las tres y cuarto de la tarde, Alan Greenspan dará a conocer lo que en la city ya se descarta: la suba de la tasa internacional. El consenso de los financistas es que el alza será de un cuarto de punto, del 1 al 1,25 por ciento anual. Más allá de la magnitud, lo más trascendental es que éste será el primer ajuste de una serie, que pondrá fin a la tendencia bajista de la tasa. En la actualidad, el costo del dinero se encuentra en su nivel más bajo desde 1958.
En medio de la ansiedad de los financistas por conocer la decisión de la FED, las acciones mostraron ayer un alza promedio del 1,2 por ciento. La prudencia de los inversores se hizo evidente en el escaso volumen de negocios en el recinto: 20 millones de pesos.
La reunión de los directores de la Reserva Federal (banca central estadounidense) se inició ayer poco después del mediodía. Hasta hoy, los expertos debatirán sobre la marcha de la economía estadounidense. A pesar de la oposición de la mayoría de los economistas norteamericanos, la suba de la tasa obedecería a supuestas evidencias de un rebrote inflacionario en Estados Unidos. La incertidumbre de los especialistas radica en si esa política restrictiva será capaz de interrumpir el actual ciclo positivo de la economía.