ECONOMíA
Derecha y ultraderecha pueden decidir en Francia
Las últimas encuestas francesas para las críticas elecciones legislativas de junio muestran que el campo está abierto a una imbatalla de resultado incierto entre izquierda, derecha y ultraderecha.
Por Eduardo Febbro
“Legislativas: Todo es posible.” El título del diario popular Le Parisien indica muy bien el clima ambivalente que impera en Francia frente a las elecciones legislativas del próximo mes de junio. Siguiendo el esquema de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, la consulta vuelve a superar un record de partidos y candidaturas presentados con un total de 8424 candidatos presentes en 577 circunscripciones. A pesar de la persistencia de los sondeos de opinión que siguen vaticinando una cómoda mayoría a la derecha, nada está realmente jugado con antelación. La derecha está amenazada por las sombras que son el candidato centrista François Bayrou, la multiplicación de las candidaturas llamadas marginales (30 por ciento más que en 1997) y, sobre todo, el lento pero inexorable arraigamiento de la extrema derecha del partido Frente Nacional. A su vez, la izquierda francesa tiene un cielo poblado de incertidumbres donde la sed de una revancha, el miedo a la desmovilización de su electorado, la herida de su ausencia en la segunda vuelta de las presidenciales, la tardía reformulación de su programa electoral y el temor a que los electores la dejen en minoría para evitar una nueva cohabitación conforman un panorama contradictorio y poco alentador.
A ello se le agrega el peso de la extrema derecha. Pese a la campaña global contra la ultraderecha que hubo entre las dos vueltas de las presidenciales, el Frente Nacional está en posición de complicar el resultado de las urnas. Cerca de 200 circunscripciones podrían protagonizar duelos triangulares –izquierda-derecha-extrema derecha– donde el partido de Jean Marie Le Pen aparece como árbitro de las elecciones. Los últimos sondeos de opinión predicen un 16 por ciento de los votos para la extrema derecha, es decir, 14 por ciento para el Frente Nacional y 2 por ciento que irían a la lista disidente de Bruno Mégret. El termómetro electoral registró en apenas una semana un incremento de un 2 por ciento de los ultraderechistas. El instituto de estudios de opinión Ipsos calcula que si la primera vuelta tuviese lugar este domingo, la derecha alcanzaría el 40 por ciento de los votos y la izquierda (socialistas, comunistas, ecologistas y radicales de izquierda) el 37 por ciento. Las proyecciones de la segunda vuelta arrojan resultados más contundentes, tanto más cuanto que la opinión pública muestra un abierto rechazo a un nuevo período de cohabitación entre un presidente de derecha, por ejemplo el actual, Jacques Chirac, y un gobierno de izquierda como el que gobernó Francia entre el ‘97 y el pasado 5 de mayo. En caso de que la segunda vuelta tuviese lugar ahora, el 55 por ciento de los electores votaría a la derecha y el 45 por ciento a la izquierda. Un estudio precedente indicaba un 53 por ciento para la derecha y un 47 por ciento para la izquierda. Más revelador es el dato que atañe las intenciones de voto en caso de duelo triangular, un 45 por ciento optaría por la derecha, 38 por ciento por la izquierda y 17 por ciento por la ultraderecha. Como puede apreciarse, los representantes del Frente Nacional conservan intacta su cualidad de empañar el duelo directo izquierda-derecha. Jean Marie Le Pen declaró ayer que estaba seguro de pasar la barrera del 16 por ciento. Según el líder del Frente Nacional, “pienso que durante la segunda vuelta de la elección presidencial me robaron un millón de votos y tengo la certeza que los voy a recuperar en las legislativas. Los franceses se dieron cuenta de que fueron estafados por Jacques Chirac”. Los socialistas temen hoy que exista un acuerdo tácito entre el Frente Nacional y la derecha para privarlos de muchos diputados. Más aún, el presidente del Partido Comunista francés evocó el martes la posibilidad de que el empujedel Frente Nacional sea tal que la izquierda no puede mantenerse en la segunda vuelta.
Aunque estrecha, existe en Francia una mayoría –51 por ciento– que desea la victoria de los conservadores en las legislativas. Sin embargo, los errores cometidos por los sondeos de opinión durante las presidenciales imponen una gran prudencia y los analistas evocan la abierta posibilidad de que, al cabo de las legislativas, Francia no logre determinar una mayoría coherente.