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Quizás el ritmo de crecimiento esté convergiendo hacia niveles más sostenibles, tal cual suele manifestar el Ministerio de Economía en sus informes. Esto es, a tasas algo menos impresionantes de las verificadas en los últimos dos años. Sin embargo, lejos de mostrar una desaceleración, el nivel de actividad económica siguió creciendo en julio a tasas más que aceptables, según las cifras difundidas por el Indec. Aunque la comparación interanual arroje para julio una suba del 7,8 por ciento, bastante más moderada que la verificada en el primer semestre, la evolución mes a mes (desestacionalizada) indica que en dicho mes se retomó la velocidad de crecimiento (0,7 por ciento respecto de junio) que parecía abandonada en los dos meses anteriores.
Medida como el producto acumulado en los primeros siete meses del año, el crecimiento con respecto a 2004 se encuentra en el orden del 8,9 por ciento. Los datos de actividad para el primer semestre destacaban la fuerte incidencia del sector agropecuario, la construcción y el transporte, con tasas de incremento del 25,0, 18,0 y 16,6 por ciento, respectivamente, en el segundo trimestre con respecto al mismo período del año anterior. La actividad manufacturera aparecía como la más relegada en el informe dado por el Indec al cierre de la primera mitad del año.
Los datos conocidos ayer, aunque sin los detalles por sector del informe anterior, dan cuenta de que se mantiene la perspectiva favorable. El aumento del estimador mensual de la actividad económica para julio fue del 0,7 por ciento, una de las tasas mensuales más altas del año, sólo superada por el mes de abril (1,7 por ciento con respecto a marzo). Manteniendo este ritmo, o poco menos, el año cerraría con un crecimiento con respecto al anterior en torno del 7,5 por ciento.
Después de dos años de incremento del producto a un ritmo del 8 a 9 por ciento, un tercero con un resultado del 7,5 por ciento coloca a la Argentina entre las naciones de mayor crecimiento en el trienio. Sin embargo, tomando un período algo más extenso se verificaría que estos indicadores no son más que la reversión de la profunda recesión en la que se sumergió la economía argentina a partir del cierre de la década menemista. En términos físicos, la producción industrial hoy sigue siendo inferior a la alcanzada en 1997, por lo que todavía puede considerarse este crecimiento como parte de la etapa de recuperación.