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Tal como adelantó Página/12, la inflación de septiembre alcanzó al 1,2 por ciento, superando los pronósticos más pesimistas. Peor aún, el costo de la canasta básica de alimentos (2,2 por ciento) casi duplicó el salto del índice general, con lo cual la inflación sigue golpeando con mayor fuerza en el bolsillo de los más pobres: hoy dicha cesta, que mide la línea de indigencia para un familia tipo, vale 368 pesos. Verduras y frutas, por cuestiones estacionales, y pescados –por un conflicto gremial– fueron algunos de los productos que más escalaron. Pero lo más preocupante es que no se frenaron las subas en carnes, pese a los acuerdos cerrados por el Gobierno, y en ciertos lácteos. El otro rubro donde hubo importantes remarcaciones fue indumentaria, como consecuencia del inicio de la temporada primavera-verano. Y continuaron los ajustes en alquileres.
Con los datos en la mano, el presidente Kirchner volvió a cargar contra los supermercadistas. “Hay grupos económicos que nos quieren desestabilizar”, afirmó. “Lo que quieren hacer es tratar de generar una pequeña inflación porque se quieren apropiar de la rentabilidad que tienen que compartir con el pueblo. Son tres grandes supermercados cartelizados que quieren mandar el bolsillo de los argentinos”, denunció luego.
Según los números que manejan en la Subsecretaría de Defensa del Consumidor, los precios en los supermercados vienen encareciéndose por encima del promedio general, en especial en los productos más sensibles de la canasta familiar, como carnes y lácteos.
Con el 1,2 por ciento de septiembre –la mayor suba registrada en el año, después del salto del 1,5 por ciento de marzo– el IPC acumula en lo que va del año un 8,9 por ciento. Así, en el último trimestre del año (octubre-diciembre) los índices no deberían superar el 0,6 por ciento mensual para cerrar el año por debajo del techo del 11 por ciento que fijó Lavagna, cuando presentó semanas atrás el proyecto de Presupuesto 2006 en el Congreso.
En cuanto a la canasta básica de alimentos, que mide la línea de indigencia, ya acumula en lo que va del año una suba del 9,9 por ciento, y, como se dijo, el costo de dicha canasta llegó en septiembre a 368 pesos para un matrimonio y dos hijos.
Los puntos sobresalientes del informe difundido ayer por el Indec son los siguientes:
- La inflación de 1,2 por ciento en septiembre se explica, fundamentalmente, por los aumentos en los rubros “alimentos y bebidas” (2,5 por ciento) e “indumentaria” (4,5).
- Entre los alimentos, hubo un fuerte salto de las verduras, por motivos estacionales: el ají, por ejemplo, subió 75 por ciento; el tomate perita, 57 por ciento, y la papa, 32 por ciento.
- El precio del filet de merluza creció 23 por ciento en el mes, como consecuencia del conflicto gremial que hasta ayer mantuvo paralizada buena parte de la industria en Mar del Plata.
- Pero ése es el costado menos preocupante del asunto, porque en todos los casos los aumentos responderían a factores excepcionales.
- Distinto es el caso de la carne, que siguió aumentando, pese a los acuerdos cerrados por el Gobierno: entre los cortes que más subieron se destacan la carne picada (0,9 por ciento), el cuadril (0,8) y el bife angosto (0,6). Así, en los primeros nueve meses del año, los distintos cortes de carne acumulan aumentos de entre el 16 y el 20 por ciento.
- En lácteos, donde el Gobierno elevó las retenciones a las exportadores de leche y quesos, si bien la leche se mantuvo congelada, y hasta bajaron algunos productos, siguieron aumentando otros, como quesos y yogures.
- En ambos sectores, es evidente que el boom de exportaciones y el alza de los precios internacionales siguen trasladándose a los precios domésticos, en especial frente a una oferta acotada en el corto plazo y una demanda creciente (ver nota aparte).
Para este mes, según los técnicos oficiales, no habría un gran arrastre estadístico porque el grueso de la inflación de septiembre se acumuló durante las tres primeras semanas: de hecho, entonces el índice ya ascendía al 1 por ciento. Sin embargo, mirando más allá de las elecciones del 23 de octubre, no sólo está el problema de los alimentos sino que amenazan con estallar los servicios: a los ajustes de la medicina prepaga ya anunciados, se suman el ya pactado para los taxis, para los peajes y, por supuesto, las tarifas de las empresas privatizadas.