Sábado, 8 de julio de 2006 | Hoy
ECONOMíA › CRUCES POR LOS ULTIMOS DATOS SOBRE DISTRIBUCION DEL INGRESO
Como anticipó Página/12, durante el primer trimestre de 2006 la brecha entre ricos y pobres creció a 29 veces, aunque mejoró la participación de la clase media. El Indec publicó una polémica revisión metodológica, en medio de presiones oficiales sobre el organismo.
Por Maximiliano Montenegro
El Indec publicó ayer por primera vez un informe trimestral sobre “la evolución de la distribución del ingreso”, con los datos correspondientes al primer trimestre de 2006. Como anticipó Página/12, la brecha entre el 10 por ciento más rico de la población y el 10 por ciento más pobre crece a 29,2 veces, por encima de las 26,9 veces del primer trimestre de 2005 y las 27,6 veces del primer trimestre de 2004. Ese resultado no es incompatible con que, también como adelantó este diario, el llamado coeficiente de Gini, otra forma de medir la distribución, haya mejorado. Ambos indicadores son complementarios para llegar a la siguiente conclusión: se agranda la disparidad de ingresos entre el estrato más bajo de la pirámide y el más alto; pero mejora la situación de la clase media, que empieza a recuperar porciones de la torta perdidas en el pasado. El Indec publicó también una polémica revisión metodológica, en el contexto de presiones oficiales sobre el organismo.
Desde el martes pasado, cuando Página/12 reveló las últimas cifras de ingresos del Indec, desde distintos ámbitos de Gobierno se comunicaron con este diario preocupados por relativizar la información de que la brecha entre los más ricos y los más pobres había crecido una vez más. El análisis de brecha de ingresos se hizo históricamente en Argentina sobre el cuadro 26 del Indec (“Población según escala de ingreso individual”). El Indec siempre publicó ese cuadro, y la mayoría de los análisis, no sólo periodísticos sino también académicos desde mediados de los setenta, y en particular durante la década menemista, se basaron en él.
Según ese mismo termómetro, el cuadro 26 que publicó ayer el Indec, la brecha creció durante el primer trimestre de 2006 a 29,3 veces, frente a 26,9 veces en el primer trimestre de 2005 y 27,6 veces en el primer trimestre de 2004. El documento del Indec advierte que los trimestres primero y tercero están influidos por el pago del aguinaldo (cobrado por los estratos más altos), por lo que es conveniente comparar siempre contra igual trimestre del año anterior. Antes de 2004, los ingresos se medían en dos ondas anuales (mayo y octubre): en mayo de 2003, la brecha entre ricos y pobres era de 24,3 veces. En mayo de 2002 alcanzó un pico de 29,8 veces. En mayo de 1995 era 19 veces; en los ochenta promediaba las 15 veces; y a principios de los setenta era de un dígito.
Durante el primer trimestre de 2006, la participacion en la torta del ingreso del 10 por ciento más pobre de la población es la más baja de la historia: 1,2 por ciento del pastel de ingresos. En el segundo trimestre de 2003 esa participación era de 1,53 por ciento. Lo mismo sucede con el “decil” (el otro 10 por ciento de la población) que le sigue en la pirámide social: su participación en 2003 era de 2,79 por ciento del total del ingreso, y hoy es de 2,5 por ciento. En los últimos tres años ese 20 por ciento (quintil) más pobre de la población resignó casi un 15 por ciento de participación en la torta.
El sociólogo favorito del Presidente y director de la Consultora Equis, Artemio López, reconoció en un artículo de opinión que la brecha había aumentado, pero enfatizó que lo importante era que habían ganado participación los sectores medios. Mostró que no sólo había cedido porciones el grupo más pobre, sino también el grupo más acomodado (el decil más rico), en un 5,5 por ciento. De ahí que haya ganando presencia en la torta del ingreso una amplia franja de clase media.
Desde la Secretaría General de Presidencia, sin embargo, enviaron a este diario un documento que desacredita el análisis de la brecha y asegura que el Gini refleja una sociedad más equitativa. Ante la filtración de la información, el ministro Tomada imaginó una movida del Indec en su contra, ya que no pocos técnicos del organismo dicen que la revisión metodológica fue forzada por el Ministerio de Trabajo. Ayer, la Subsecretaría de Programación del Ministerio de Economía emitió un comunicado paralelo para explicar a los “periodistas y usuarios” cómo leer el comunicado del Indec:por puesto, sugiere leer los nuevos cuadros, pero nada dice del tradicional cuadro de ingreso, que igualmente el Indec sigue publicando.
La polémica revisión metodológica del Indec consiste en incluir en los cuadros de escalas de “ingreso per cápita familiar” a los hogares sin ingresos monetarios. Hasta ahora, los cuadros del Indec sólo contemplaban a los llamados perceptores de ingresos. El cambio produce dos efectos: por un lado, agranda las brechas en toda la serie histórica, porque esos hogares sin ingresos se promedian en el grupo (decil) más pobre de la población. Por otro lado, hace que la brecha disminuya sistemáticamente durante los últimos tres años: la razón es que el fuerte crecimiento del empleo significa que cada vez hay menos personas con ingreso cero.
Si se consideran los cuadros con el cambio metodológico, la brecha de ingresos entre los más ricos y los más pobres disminuye hasta en la última medición. Además, obviamente, mejora la distribución que capta el Gini.
En Gobierno afirman que el conveniente revisión metodológica era necesaria. Pero técnicos del propio Indec la desautorizaron: “Es una barbaridad. Por definición los cuadros del Indec incluían siempre a los perceptores de ingresos. Incluir a los que no tienen ingresos es una contradicción, es como una categoría de padres sin hijos. Contamina la medición de la distribución, con el efecto empleo”, aseguró una fuente. “Si se mide bien, se puede crear mucho empleo (de poca remuneración), y aumentar la desigualdad. Ahora, sólo con crear empleo habrá más igualdad”, agregó.
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