Felisa Miceli extendió los festejos por el Día de la Industria y aprovechó la ocasión para hacer una encendida defensa del actual modelo económico. Reiteró que “no puede quedar ninguna duda” de que la administración kirchnerista mantendrá un tipo de cambio competitivo, continuará con el desendeudamiento, y calificó en duros términos a sus colegas que condujeron la economía argentina durante la década pasada. “¿Qué hicieron ellos con los recursos económicos?”, se preguntó. Durante un almuerzo con pequeños y medianos industriales, Miceli les dejó una advertencia: que habrá monitoreos permanentes para verificar que las medidas que se toman a favor del sector no se traduzcan en aumentos de precios en el mercado interno.

Frente al centenar de empresarios de la Confederación General Económica, Miceli volvió a recurrir a un discurso de política económica, dejando atrás un perfil más técnico, y que en algunos momentos fue de alto voltaje. “No tenemos una pose y no defendemos este modelo porque hoy tengamos una función pública. Lo hemos defendido siempre”, apuntó la ministra en su discurso. El cambio de estilo se produjo en simultáneo con la aparición del perfil opositor de su antecesor, Roberto Lavagna, aunque ayer no hizo referencias al ex ministro.

Al improvisar desde la cabecera de la mesa, Miceli proclamó, por segunda vez en 72 horas, que el dólar alto es fundamental en este modelo. “El camino del éxito de los países que hoy son fuertes pasó por mantener una política muy activa del tipo de cambio”, señaló. En ese sentido, destacó la acumulación de reservas. En otro párrafo consignó que el superávit fiscal es “un pilar básico” del modelo. En ese momento cargó contra quienes, con “doble discurso e hipocresía”, se “llenaron la boca hablando del superávit y emitían desde el Banco Central o nos endeudaban”.

La ministra no pronunció nombres, pero fue muy dura con sus antecesores en el cargo, en especial con los funcionarios de la era menemista. Después de consignar que en los últimos tres años se pagaron 15 mil millones de dólares a los organismos multinacionales, se saldó la deuda con el FMI por 10 mil millones y se ahorraron otros 10 mil millones, Miceli se preguntó: “Si en tres años hicimos todo esto, ¿qué hacían ellos (los gobiernos anteriores) con los recursos? ¿Dónde están los recursos que la Argentina generó en esos años tan largos y tan negros para el país”?, cuestionó, en obvia referencia a la década del ’90.

A pesar del pago total al FMI, los giros netos a los otros organismos multinacionales y la reestructuración del año pasado, Miceli calificó la deuda actual como “una carga pesada”. Aseguró que si la Argentina mantenía los lazos financieros con el FMI, hubiese sido complicado darles aumentos a los jubilados o incrementar las inversiones en obras públicas. Las definiciones de la titular del Palacio de Hacienda se producen a un par de semanas del inicio de la Asamblea Anual del Fondo, en Singapur, donde el Gobierno planteará reclamos al funcionamiento del organismo.

Desde las industrias aprovecharon la intimidad para presentarle reclamos sectoriales a Miceli. Desde supuestos incumplimientos por parte del Estado en la devolución de impuestos hasta el reclamo de tratamiento legislativo de varias leyes a favor de las pequeñas y medianas empresas, como la “Promoción de inversiones” y la ley de ART. Con todo, los empresarios que la escucharon se definieron como “aliados estratégicos” del Gobierno.