Domingo, 4 de febrero de 2007 | Hoy
El Gobierno salió a defender los cambios en el Indec con furia. “Molesta que intimen al Presidente por su honestidad.”
Por primera vez desde el estallido del conflicto en el Indec, el ala política del Gobierno salió en respaldo de la decisión de Felisa Miceli de desplazar a la funcionaria del organismo responsable del área del índice de precios al consumidor. Tanto Alberto Fernández como Aníbal Fernández efectuaron duros cuestionamientos a quienes criticaron la medida. “A este gobierno no lo aprietan ni las mafias ni las bandas de forajidos”, aseguró el ministro del Interior, Aníbal Fernández. “No aceptamos aprietes de mafias, de bandas ni de nada. La honestidad del Gobierno está garantizada. Me molesta que una banda o una mafia intime teóricamente al Presidente por su honestidad”, agregó.
Con sus declaraciones, el ministro salió al cruce de los empleados del Indec, que en las últimas horas amenazaron con medidas de fuerza si cuando mañana se divulgue el índice de inflación de enero, ese numerito no es el mismo que trascendió en los pasillos del Instituto. Ese número, de acuerdo con versiones gremiales, sería del 2,1 por ciento. Los empleados del Indec realizaron fuertes críticas al Gobierno por el desplazamiento de Graciela Bevacqua, responsable del IPC, y su posterior reemplazo por Beatriz Paglieri, una técnica cercana a la ministra de Economía y al secretario Guillermo Moreno. La asamblea de trabajadores denunció una virtual “intervención” del Indec. En el mismo sentido se pronunciaron distintos actores de la oposición. Entre ellos, Roberto Lavagna, a pesar de que el ex ministro influyó en el desplazamiento de Carlos del Bello como titular del Indec en el año 2003, e impulsó al actual, Lelio Mármora.
El jefe de Gabinete se sumó y también salió en respaldo de Miceli. “La remoción de una funcionaria del Indec fue aprovechada por sectores de la oposición y de la gerencia interna del organismo en una clara maniobra política”, señaló. Luego explicó, en línea con los argumentos ofrecidos por la ministra de Economía, que “se trató de un recambio de un funcionario de cuarta categoría que no había sido designada por concurso. Sólo se removió a una gerente. Es una profesora de matemáticas”, descalificó, en referencia a Bevacqua.
Por Radio Nacional, el jefe de Gabinete de ministros descalificó a quienes en las últimas horas criticaron la medida: “Son sectores que tienen la percepción de que los organismos públicos son de ellos y no del Estado”.
En línea con Economía, el jefe de ministros descartó una manipulación de los datos del Instituto. “No se pueden manipular los datos porque éstos son fraccionados por el Indec por un número importante de encuestadores que recorren las calles permanentemente y son cargados por varios encargados de data entry, que tampoco responden a ningún color político”, enfatizó Alberto Fernández.
Mientras tanto, los trabajadores del Indec, que a su vez mantienen una polémica con el sindicato ATE, mantendrán su estado de “autoconvocados en alerta y movilización”. Está previsto que mañana, desde la una y media de la tarde, ofrezcan una clase pública frente al edificio del Indec para relatar la metodología utilizada para sacar el índice inflacionario. Por un secreto que los ampara, los técnicos del organismo se reservan los datos sensibles de la encuesta y los resultados. Sin embargo, trascendió que la inflación de enero fue superior al 1,5 por ciento –en las últimas horas en los pasillos del Indec se mencionó 2,1– y que por ese motivo se impulsó el desplazamiento de la funcionaria. Hecho que salió a negar la primera plana del gobierno nacional.
El indicador se divulgará mañana a las cuatro de la tarde. En un comienzo de mes que empezó bien calentito, tanto en lo meteorológico como en las discusiones políticas, la difusión de la inflación le agregará algunos grados a la temperatura ambiente.
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