Miércoles, 14 de febrero de 2007 | Hoy
En el acto de asunción de tres nuevos funcionarios, cargó duro contra las críticas con vieja receta del Banco Mundial y la OMC. “La previsibilidad está en el crecimiento”, les respondió la ministra.
En una misma jornada, Felisa Miceli fue protagonista de sendos cruces con organismos internacionales. Con el Banco Mundial y con la Organización Mundial del Comercio (OMC), que en las últimas horas habían advertido a la Argentina por el manejo de su política económica. Pamela Cox, vicepresidenta del Banco Mundial para América latina y el Caribe, recomendó “previsibilidad” para atraer a los capitales. “Es importante que se confíe en la información estadística”, añadió, en medio de la crisis por la intervención oficial en el Indec. La OMC, en tanto, había sugerido “enfriar” la economía. La ministra de Economía repartió críticas por partida doble y ratificó el programa económico. “Vamos a continuar este rumbo por más presiones que recibamos”, aseguró.
Miceli recibió ayer en su despacho a Cox. Minutos antes se había enterado de que, durante un encuentro con periodistas, la número dos del Banco Mundial fue elogiosa del ritmo de crecimiento que viene mostrando la economía pero, en forma simultánea, había recomendado mayor seguridad para los inversores. La funcionaria no quiso opinar sobre la intervención del Gobierno en el Indec, por “desconocer el caso puntual”, pero fue taxativa al opinar: “Es importante que se confíe en la información estadística”. En ese contexto, apuntó que “el Banco Mundial trata de sensibilizar a los gobiernos para que entiendan que los inversores buscan seguridad”.
Cuando estuvieron frente a frente en el despacho del quinto piso del ministerio, Miceli le contestó: “La previsibilidad de la economía argentina es contundente, ya que hace cuatro años crece a tasas que rondan el 9 por ciento”, de acuerdo con la información divulgada por fuentes de la cartera económica. Además, la ministra desplegó algunos datos recientes, como el intercambio comercial record y el fuerte superávit comercial, que el año pasado trepó a los 12.400 millones de dólares. Cox, además, repitió algo que había comentado al mediodía: que “es bueno que se crezca para reducir la pobreza, que sigue siendo alta en la Argentina, y hay buenas perspectivas para lograrlo”. La visita de tres días de Cox se enmarca en el lanzamiento de proyectos de inversión en el sector de infraestructura en varias provincias, como Córdoba, Mendoza y Santa Fe, y en iniciativas de índole social.
La Organización Mundial de Comercio fue el otro organismo criticado por la ministra. Pascal Lamy, titular de la OMC, había dicho que el ciclo económico argentino estaba “sobrecalentado” y reclamó una “mayor prudencia fiscal y monetaria” para contener la escalada de precios. Miceli le respondió con contundencia. “No vamos a ser concesivos porque la Argentina necesita reindustrializarse, y no vamos a ceder a las presiones de los países centrales dejando desprotegida, una vez más, a nuestra producción industrial.” A continuación levantó la apuesta, con un discurso sensato: “El mundo mantiene subsidios en los países centrales que son tolerados por la OMC, cuando eso pone en juego la producción de nuestros países”. Y remató: “Este rumbo nos ha permitido salir de la crisis y es el que nos va a permitir hacer sustentable este crecimiento. Vamos a continuar, por más presiones que recibamos”.
Las declaraciones de Miceli se produjeron durante el acto de asunción de tres nuevos funcionarios: Javier de Urquiza (secretario de Agricultura), Sergio Chodos (Finanzas) y Ariel Basteiro (director de Aerolíneas Argentinas). La presentación redundó en que el Salón Padilla del Ministerio de Economía luciera una nómina heterogénea de invitados. Había delegados de la CTA, que convivían con directivos de los principales bancos de inversión locales e internacionales y con los ruralistas.
En ese ámbito, Miceli confirmó que durante este año continuará la política de desendeudamiento, así como también la acumulación de reservas. También señaló que se mantendrá el actual nivel de superávit fiscal “pero no como variable de ajuste”, sentenció, y un tipo de cambio competitivo. “Estamos empezando 2007 con un muy buen ritmo de actividad económica. La actividad industrial y la inversión siguen creciendo”, subrayó Miceli.
En medio de la pelea con los organismos, la titular del Palacio de Hacienda defendió el incremento que viene evidenciando el gasto público, algo que es objetado desde las instituciones internacionales. “Lo que no se quiere decir es que detrás de ese gasto público estamos recomponiendo la infraestructura tan deteriorada en nuestro país”, señaló. También mencionó el incremento en el gasto por los aumentos en las jubilaciones y la cobertura que se les está dando a quienes tienen edad para jubilarse pero que no podían hacerlo por la falta de aportes previsionales.
Por último, aceptó que hay presiones inflacionarias, pero que se explican por las tensiones generadas en medio del crecimiento de la economía. En ese marco, rechazó las versiones de algunos economistas de la city, que en las últimas jornadas advirtieron sobre una supuesta retracción de las inversiones en el sector de la construcción.
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