El llamado fondo anticíclico que el Gobierno alimenta con una parte de lo que excede el superávit presupuestado ya alcanzó los 6000 millones de pesos. En el Ministerio de Economía señalan que de ahí saldrá el dinero para mejorar los aumentos a empleados públicos que contempla la Ley de Presupuesto para el año en curso y también para cubrir mayores erogaciones a jubilados que no estaban previstas. Sin embargo, la persistencia de extraordinarios resultados en la recaudación y de la obsesiva cautela con que el gobierno nacional gasta esos recursos dan que pensar que lo más probable es que ese fondo siga llenándose.

Según información obtenida por este diario, la cuenta del Banco Nación donde se depositan los sobrantes del fondo anticíclico llegó a fines de febrero a 6000 millones de pesos, lo que representa el doble de lo que había en octubre del año pasado y cuadruplica el monto de mayo de 2006. Altas fuentes de Economía explican el sostenido incremento en que “el alza de la recaudación es tan impresionante que nos cuesta creerlo”. Cuentan que cuando Felisa Miceli se enteró por planilla de los números de febrero (cerca del 30 por ciento de aumento respecto de igual mes del año pasado), lo llamó a Alberto Abad para que el titular de la AFIP le confirmara la buena noticia.

El fondo anticíclico es un instrumento que en teoría se nutre del ahorro que se puede realizar en épocas de vacas gordas para prevenir eventuales tiempos de malaria, y también para contar con recursos disponibles para una emergencia. Semanas antes de ser desplazado del ministerio, Roberto Lavagna anunció que iba a resucitar ese fondo que se había creado por ley a finales del menemismo y ratificado al comienzo del gobierno de la Alianza, lo que era un verdadero absurdo en medio de una recesión galopante. Felisa Miceli lo ratificó apenas asumió, como una señal de continuidad con la prudencia de su antecesor. De hecho, cuando a mediados del año pasado Lavagna comenzó a distanciarse del kirchnerismo y criticó lo que él consideraba un relajo en el comportamiento fiscal, Miceli le respondió ratificando que el superávit era un objetivo fundamental de la política económica y que se mantenía vivo el fondo anticíclico, que para ese entonces llegaba a 1500 millones de pesos.

Que ahora haya el cuádruple que entonces, o el doble de lo que había en octubre pasado, se condice con la evolución de las cuentas fiscales. Basta recordar que el superávit acumulado en los primeros diez meses de 2006 superaba en 1000 millones de pesos lo presupuestado para todo el año o que el superávit primario de todo 2006 (23.158 millones de pesos) resultó un 18 por ciento mayor que el del año anterior.

En Economía sostienen que parte de los 6000 millones de pesos se usarán para financiar un aumento a los empleados estatales acorde con la pauta salarial oficial del 15 por ciento, que es más que lo que figura en un Presupuesto que fue elaborado en base a una subestimación del crecimiento del PBI y de la recaudación. Y dicen que otra porción va a solventar la explosión que ha habido en la cantidad de beneficiarios previsionales que se anotaron en alguno de los planes de acceso facilitado a la jubilación, que han superado en 300.000 el número previsto originalmente. Pero a juzgar por los resultados del primer bimestre, por las proyecciones macroeconómicas para el resto del año y por el consabido comportamiento mezquino o cauteloso del Gobierno en materia fiscal, lo más probable es que ese fondo no decrezca sino que continúe aumentando. Para tranquilidad del Gobierno e impaciencia de gente más arriesgada.